VEN ESPÍRITU DE DIOS... Ven espíritu de Dios abre nuestros corazones arráncanos las canciones desde el pecho en que estás vos. Ven Espíritu de vida océano de clemencia y llénanos de tu ciencia de tu Amor y tu alegría. Danos la dicha de unirnos en el mundo como hermanos defiéndenos soberano del cáncer del egoísmo. Manantial de la pureza, fuente de toda ternura descúbrenos la figura de Jesús en su realeza. Tú que eres revelador de los misterios profundos, Tú que renuevas el mundo en el soplo del creador. Hincha nuestras velas quietas con el soplo de tu aliento e impúlsanos con el viento que nos lleva hacia la meta. Protege la travesía bajo el manto de tus alas Tú que eres cobijo y calma defensor, luz y vigía. Abre nuestros ojos ciegos a la luz de tu verdad ¡Amor de la Trinidad que nos conduces al cielo! Forma en nosotros la imagen del Hijo del Padre eterno Tú calor de nuestro invierno fuente de vida y coraje. Tú eres santificador divinidad regalada el alma de la jornada que vivimos en tu Amor. Santo y divinizador que nos das la semejanza del Dios de nuestra esperanza providente y protector. Danos una fe sincera un Amor sin condiciones creer sin vacilaciones y esperanza verdadera. Prudencia y discernimiento para elegir tus caminos sandalias de peregrino para afrontar el desierto. Danos la sabiduría que gusta de tu presencia palabra de inteligencia que ahonde tu maravillas. Fuente de todo consuelo y dulzura esperanzada mansedumbre ilusionada respuesta a nuestros anhelos. Espíritu y Vida Nueva que llenas los corazones de esperanzas e ilusiones que en el Amor se renuevan. Infúndenos tu confianza para caminar seguros por caminos de Amor puro por senderos de esperanza. Para predicar el Reino que se realiza en tu seno, el Amor de un Padre bueno que nos da su Amor Eterno. Para anunciar la llegada de la gracia que se entrega el fin de una larga espera la humanidad ya lograda. Para anunciar la esperanza donde vemos ojos tristes pues sabemos que viniste a fundar nuestra confianza. A Ti bendición y gloria alabanza, acción de gracias manantial de nuestras almas que conservas la memoria.
ALETEA EL SEÑOR SOBRE LAS AGUAS. (Gen. 1,1-2,4) Aletea el Señor sobre las aguas fecundando el abismo de inocencia, el dador de vida donaba su clemencia y surgía desde el caos una esperanza. Empollando la creación bajo tus alas diste origen a la luz que nos da el día, venciste la tiniebla que cubría la tierra en que la luz se levantaba. Padre de la luz que envuelve el firmamento y que separa tu cielo de las aguas fuente divina que quiere fecundarlas para que estalle la vida en su momento. Llenas la tierra entera de tus frutos, los árboles, las plantas, las semillas, los prados y los montes con su maravilla son el misterio en que te descubro. Das a luz en la noche las estrellas y en el día domina un sol inmenso, él nos protege con el fuego intenso que enciende una luna casta y bella. Hierve el mar, la semilla se hace fiesta y las aguas estallan en peces de colores, las aves en el cielo y ruiseñores que transforman en palacio la foresta. La tierra se cubrió con animales y retoza la vida en nuestros campos, el oso y el león, corderos mansos, la armonía y tu paz fundamentales. Y a imagen de tu Hijo creaste al hombre semejante a tu Espíritu de vida para que mantenga la tierra sometida y la consagre a la gloria de tu Nombre. Varón y mujer unidos para amarte, fecundos del Amor que en Ti procede, sacerdotes del mundo que se mueve en la gracia que les das para adorarte. Sigue aleteando tu Amor sobre las aguas fecundando la creación de un pueblo nuevo, peregrinos dirigidos hacia el cielo que en el Amor donado tú consagras. Gracias Padre, océano de vida porque abiertas las entrañas de tu esencia en el mundo se derrama tu clemencia, providente te brindas sin medida. Gracias Hijo, imagen primigenia por quien el mundo es creado y redimido don del Padre a los hombres concedido para adorarlo juntos en la tierra. Gracias Amor y Espíritu donado que santificas al hombre en tu misterio Tú que destruyes nuestro cautiverio con la fuerza de un Amor crucificado.
UN CORAZÓN DE CARNE TE DARÍA... Un corazón de carne te daría, pueblo mío, si me amaras. Un corazón anhelante en ti pondría para que del mío te acordaras. Mi Espíritu Santo en tu pecho infundiría para que de sus dones te colmara, el Espíritu que es la fuente de la vida, para que en la Vida, de Mí te enamorara.. Él, de mis consuelos, tu pecho llenaría y elevaría hasta el cielo tu mirada, tu horizonte al infinito ensancharía y tu vida sería transformada. Él, en el halo de mi luz te envolvería y tu corazón ardería en llamaradas, en el fuego del Amor te quemaría y te volverías una brasa enamorada. Con el soplo de su ardor te elevaría hasta las alturas de mi gracia y en el aliento de su voz te dejaría saboreando el perfume de mi casa. Él, tu cuerpo, como el mar, recorrería, empapando en mi vida tus entrañas, el océano de mi paz te mojaría y las mareas cantarían que me amas. Tu sangre en mi pasión se fundiría, mi corazón palpitaría en tus entrañas, un latido nuevo de Amor yo te daría y en su batir movería las montañas. Él, los huesos sin vigor transformaría cubriéndolos de carne en la mañana, mi resurrección en ellos brillaría y un paraíso surgiría de la nada. Mi Espíritu enviaré porque te amo, el brote nuevo del Amor primero, en Él serás la obra que modelo con mi mano y el mundo descubrirá cuánto te quiero. Te daré mis ojos para que veas mi belleza y en mi mirada descubrirás la maravilla, te llenaré de asombro frente a mi grandeza y mojarás tus pies en mis orillas. Yo seré para ti un mar inmenso y dilatado en el que perderse pueda tu mirada, serán mis olas las de un enamorado mojando las arenas de tus playas. Yo seré ese cielo mágico estrellado que te subyuga en el silencio de la noche, seré el misterio que te envuelve en su cuidado y en el manto de su predilección te esconde. Yo seré el rocío de una noche enamorada acariciando tus sienes, tus cabellos y tu pecho, el trébol verde y suave que bendice la alborada cuando en mi sol despiertes en tu lecho. Yo seré la brisa fresca y penetrante de la aurora y el perfume de los jazmines en invierno y seré la nostalgia en el viento que me nombra y el susurro de las hojas mecidas por el tiempo. Yo seré la ilusión, las lágrimas, la brisa, la esperanza que anida tu corazón de niño, el brillo de tus ojos y la luz de tu sonrisa, la ternura de la miel y del cariño. Yo seré la mansedumbre dulce del ocaso y el rubor de las nubes en el cielo, el vuelo tranquilo de las aves que a su paso anuncian al mundo mi consuelo.
RÍO DE FUEGO QUE ARDES ... Río de fuego que ardes y que hieres, caudal de fuentes amorosas, torrente de las aguas caudalosas que inundan y convierten. Río que brotas desde el Padre eterno y en el Amor del Hijo me enamoras, torbellino de fuego de la aurora que arrancas alabanzas en el viento. Llamarada suave del Amor primero que llenas de luz la primavera, tú enciendes en la noche las estrellas y regalas tus encantos al lucero. Eres el fuego que quema tan adentro cuando el amor en su llama me consume, cuando la vida en un instante se resume y el toque de tu gracia se hace eterno. Eres el agua del volcán que anhelo, al Amor que se da sin condiciones, la fuente primigenia de mis emociones, el rayo que en su calor enciende el cielo. Ardor que quemas en la luz divina, la vida misma del Padre que se entrega, la gratitud del hijo sin reservas, el alma del Pueblo que camina. Eres la esencia de la santidad divina, el Santo que el mundo santificas, la potencia interior que plenifica, la obra del Hijo en la Iglesia peregrina. Eres el fuego en el que Jesús bautiza, el que nos vuelve hijos tan amados; eres el Amor que nos deja enamorados y en el seno del Padre y del Hijo se eterniza.
CANDELABRO DE SIETE BRAZOS Siete brazos al cielo dando gracias; siete brazos alzados que te alaban; siete llamas quemando su esperanza; siete luces encendidas en tu gracia. Son el signo del paso de los días que se derriten ante tu mirada, los de la creación siempre renovada que se enciende en amor y en alegría. Siete candelas ante el trono del Cordero como trompetas de fuego en alabanza, como estrellas en tu luz iluminadas quemándose ante el trono como incienso. En esas luces preciosas yo me quemo ofreciéndote mis días y mi nada; en esas velas se enciende mi confianza y hacia Ti se dirige mi recuerdo. Siete llamas de Amor en Fe encendidas; siete iglesias peregrinas en tu casa, las que quemaron su vida en la batalla y ahora aclaman la victoria de tu día. Siete dones de Amor comunicado; siete espíritus de fuego unificados arden en todos los que son llamados hasta que el mundo sea consumado.
PENTECOSTÉS Te donaré mi Espíritu de Vida, te ofreceré la gracia que esperabas, calmaré en ti el anhelo de tus ansias y serás primavera de alegría. Derramaré mis Espíritu en tu alma serás una sola cosa en mi ternura, beberás de mi fuente la dulzura, las delicias de un manjar que se derrama. Colmarás en mi amor tu sed profunda, apagaré tu sed de vida y esperanza, se volverá una fuente de Alabanza la tierra labrada que mi Amor fecunda. Te llenaré de Espíritu y de gracia y escucharás siempre nueva mi Palabra, comprenderás el misterio que te embriaga, contemplarás en mi luz la Ciudad Santa. Te daré fortaleza en las penurias, templanza en las pasiones y esperanza, una fe encendida que mueva las montañas, un Amor que perdona las injurias. La oración será el Amor en tu respiro, mi palpitar eterno en tu mirada, tu alabanza, melodía enamorada y en tus ojos brillará la gracia de los míos. Fundirás tu Espíritu en el mío y serás bendición para mi pueblo, profecía de mi Amor en el destierro, un fuego que en mi llama se ha encendido. Aquel día serás como una zarza ardiendo: sin consumirte consumirás tus días y tus horas, te encenderás en el Amor que todo lo enamora y en este Amor irás tus días recorriendo. Infundiré mi Espíritu en tus labios y serás Palabra siempre nueva, profecía de mi Amor sobre la tierra, sabiduría del Amor para los sabios. Serás metáfora que despierta la conciencia, contradicción pascual de Viernes Santo, resucitado misterio que en el canto renueva la creación en mi clemencia. Serás parábola del Amor perfecto, de la misericordia que todo lo perdona, amor sin condiciones que se dona, benévola mirada de mi afecto. Te volveré luz de las naciones, reflejo de la luz que me ilumina, orientación del peregrino que camina, coraje en la penumbra, lucero de sus noches. Te donaré mi Espíritu infundiendo mi Amor en el corazón con que me amas y sabrás que no es tuyo el Amor que en Mi derramas cuando en mi fuente te vayas sumergiendo. Allí seremos uno: un Amor, un Espíritu, una Vida; el Amor que sin reservas se ha entregado, el Espíritu que en mi luz te tiene iluminado, la Vida en el banquete nupcial que no termina.
TÚ QUE ELIGES... Tú que eliges, impulsas y consagras a los profetas que llevas al desierto; Tú que soplas sobre los huesos muertos renovándolos con tu Palabra. Enviado que envías mensajeros ungidos con tus dones y tu fuerza; Tú que ardes en las entrañas de la tierra y enciendes corazones en tu fuego. Ardor divino que incendias multitudes liberando la alabanza de sus pechos, fuego de amor que generaste un Pueblo y lo constituiste nación de adoradores. Angel de Dios que acampas en la tierra, soplo esencial de sus entrañas, aliento amoroso que acompañas nuestro caminar en su presencia. Gloria que de luz su templo llenas y en el rostro del hombre resplandeces, relámpago de sus ojos que estremece, mano de poder que rompe las cadenas. Espíritu de la sabiduría que ensanchas en el hombre su conciencia llenando de luz su inteligencia y del soplo celestial su vida. Consejo que acompañas e iluminas, entendimiento que subyuga al que contempla, inspiración que desvela con su ciencia la presencia de Dios al que camina. Fortaleza que sostienes la indigencia acrisolando la fe del peregrino, consolidando la esperanza en el camino por el que el Amor conduce la existencia. Eres la piedad del corazón enamorado Que en el temor de alejarse y ofenderte Quiere en su gratitud reconocerte En donación de amor ilusionado.
TÚ ERES LA FUENTE... Tú eres la fuente de la que brota el rostro de mi Amado; el manantial de la belleza que desde lo profundo me enamora. Eres la primicia luminosa de una nueva aurora y el que imprime en mi corazón su amor ilusionado. Eres la fuente de la vida de un Dios que se regala y regalándose me envuelve en la ternura de su gracia. Eres el pozo de la hondura de un amor que no se acaba y que en la profundidad se vuelve vino de dulzura que me embriaga. Eres el huésped y hospedero que la habitación prepara, en la que el Amor hará su nido y el nido será el lecho de su gracia. Eres el perfume de su amor envolviendo la dulzura en que descansa mi alma, cuando en sus brazos el amor de los amantes consumara. Eres la profundidad de un amor que no se acaba adueñándote, enamorando, de mi vida y de mis ansias, haciéndome gemir deseando el Amor que contempla la esperanza de ser uno con Él y poseído de su Amor perderme en su alabanza. Eres el que coloca en mis labios balbucientes las palabras en las que la gracia y la dulzura del Amado se derraman y me ayudas a decirle mi amor cuando las palabras se me acaban volviéndome melodía de un amor que es música callada. Tú eres la fuente de los besos del amado porque lo traes a mi interior en el banquete preparado en el que cenaremos y la cena será el amor que me tiene enamorado cuando me da de beber la vida misma en el cáliz de sus manos. Eres la embriaguez del Amor que suaviza la pasión pacificando y la presencia serena que colma las ausencias del Amado Cuando, no estando, está presente y su presencia se vuelve silencio perfumado: Perfume de su gracia, aroma de sus labios, ternura de sus manos. Eres la caricia que recorre mi alma y la suavidad de los dedos de mi amado De la que brotan las mejores notas en la melodía que juntos provocamos. Y eres la embriaguez de los sentimientos en su amor unificados Celebrando las bodas del Amor en la donación del corazón que ha cautivado.
RIO DE FUEGO Río de fuego que eternamente brotas Desde el abrazo íntimo y paterno En el que el que el Padre y el Hijo se confrontan Unidos tiernamente en un ardor eterno. Río de vida que surges desde la intimidad divina En la que el Padre genera al Hijo amado, En la que restituye el fruto originado En agradecimiento total su vida misma. Río de Amor originante que da vida. Río de Amor originado agradecido, Caudal de Amor en ambos recibido, Fuente del Amor restituido. Amor del Padre eterno que originas; Amor del Hijo amado que te entregas, Amor de ambos que en los dos culminas, Unión unificante que por amor congregas. Amor por el que el Padre el mundo crea. Amor con el que el Padre al Hijo envía. Amor por el que el Hijo todo entrega. Amor en el que el Padre resucita y da la vida. Amor por el que el Hijo nos congrega. Amor de los testigos que lo imitan. Amor que fundamente toda entrega. Amor divino que en el corazón habita. Amor que por amor nos haces hijos Y en el amor del Padre nos cobijas. Amor que en el Amor del Hijo me unificas En el río de Amor que me inhabita.
NO CREERIA No creería si en lo profundo no sintiera que tu amor es más cierto que mi mismo; Si la esperanza que me guía no tuviera, mi caminar sería un desierto sin camino. Es la fe con la que creo que me amas y la esperanza en la que la fe camina, la caridad que me envuelve y me ilumina y la fuerza del amor con que me llamas. Derramado en mi interior me enamoras cada día y te vuelves certeza enamorada en la confianza, la ilusión en la que avanza la esperanza de perderme en la plenitud de tu esencia y de tu vida. Fe en la que te creo enamorado y amor que me engrandece y consolida, Amor que me libera y que me envía en la esperanza en la que camino ilusionado
FUENTE DIVINA Fuente divina que en el Amor renuevas el manantial en el fondo de mi mismo que brota desde lo profundo del abismo del Amor que a su creación se entrega. Tú eres el caudal de la frescura de una vida divina siempre nueva, la razón de la eterna primavera que al mundo envuelve en su hermosura. Eres el soplo que hinchando ya mis velas impulsas la nave a su destino. Haciendo nuevos todos los caminos por el sendero del amor me llevas Eres la llama que en el corazón del Hijo arde sin consumirse ni agotarse, el fuego que me incendia al derramarse, la luz hacia la que en la noche me dirijo. Fuente de profecía inagotable, dispensador de carismas y de dones, de sueños, conocimientos y visiones, revelador de misterios admirables. Derramándote potente en sanaciones abres los ojos para ver al Padre; el corazón de piedra haces de carne y conduces a través de tus mociones
ERES LA UNCIÓN Eres la unción divina que consagra, que llama, que reserva y que separa, que impulsa, que envía y que nos lanza a las naciones que esperan la Palabra. Soplo interior que el corazón ensancha y abrazando el universo lo dilata en la medida de Dios llenas sus ansias en el óleo perfumado de tu gracia. Aliento de inmensidad y de Alabanza, respiro de la oración enamorada, suspiro de las gracias esperadas, anhelo de la plenitud soñada. Brisa de frescura enamorada pureza virginal de la mañana, perfume celestial que embriaga el alma; en el jardín divino su fragancia. Viento de Dios sobre las aguas, Trueno de su voz que clama, Torbellino que la pasión reclama, Ráfaga de carismas y de gracias. Fuego de un amor que no se apaga, Ardor de eternidad que nos abrasa, Herida de amor dulce que me llaga, Llama de pasión que me desgarra. Calor de su pecho que protege y acompaña, Tibieza de sus besos en mi alma, Suavidad de su amor sobre mi cara, Embriaguez de la unión enamorada. Ternura de su faz y su mirada, Caricia de sus dedos en el alma, Aroma de su aliento que me embriaga en la dulzura que bebo de sus llagas. Fluyes desde el océano divino y riegas desde el fondo de mi alma. Arroyo virginal de la confianza, Manantial cristalino y escondido. Pozo de fundamental sabiduría al que sediento me dirijo. Refugio de mis noches y cobijo bajo el ardiente sol del mediodía. Jardín de esperanza y alegría, Prado de fragancias y perfumes, Nostalgia de Amor que me consume transitando las horas de la vida. Hoguera de verdad que vas quemando la savia verde de mis venas y ardor que en el amor desencadenas la llama que me sigue transformando.
EN TI VIVIMOS... En Ti vivimos, nos movemos y existimos, atmósfera divina que todo lo contienes, eres el oxígeno que en el Amor mantienes a los hombres que llamaste a tu servicio. Tú eres el aliento de la oración enamorada, el soplo de infinito que envuelve con su encanto los rezos , las lágrimas, la adoración y el canto de las alabanzas que levanta la alborada. En Ti la gracia y la ilusión nos hace niños, recuperando la paz y la confianza, caminando de su mano en la esperanza de abrazarnos a su cuello con cariño. Eres la serenidad después de la tormenta, la calma que en su amor sosiega el alma; ternura de una madre en que se calma la inquietud de caminar hacia su meta. En Ti la unción se derrama sin medida, la consagración florece en alabanza, las manos se tienden con confianza y del dolor pasado brota nueva vida. Eres el defensor y el abogado prometido, el enviado que congrega y que nos sacia del agua viva que nos lava en su Palabra y en la trinidad nos mantiene sumergidos. Eres el manto tierno de la misericordia que envuelve las horas de mi vida, el bálsamo de suavidad que sana las heridas, el amor divino en la trama de mi historia. En Ti Jesús es compañero de camino, su verdad penetra la inteligencia y la memoria; su vida misma es anticipo de la gloria y la santidad enamorada es mi destino. En Ti proclamación se hace martirio, La muerte es absorbida en la victoria, Las cosas de este mundo se vuelven ilusorias y el Reino del Amor se hará definitivo.
DÉJAME LLEVAR... Déjame llevar por tu viento, Amor y piérdeme en el cielo de tus ojos. Hazme Tú volar sobre tus alas, Dios y acúname entre tus brazos a tu antojo. Como esas hojas que hacia tu altura impulsas y al vaivén de tu música retozan, como las aves planeando, como las mariposas o el sonido de campanas que viene y va, como las olas. Llévame sobre tu soplo tierno Envuélveme y penetra mis pensamientos y mis sombras, Confúndeme entre las nubes que en tu presencia gozan, Lleva tu mis alas, seré yo tu paloma.
ALMA DE MI ALMA Alma de mi alma, vida de mi vida, aliento de mi respirar y de mis horas, suspiro esperanzado que enamoras, anhelo de mi anhelar que regocija. Gozo de mi gozar en tanta dicha que derramas como lluvia en mi existencia, alegría que colma mi conciencia y aclama al contemplar tu maravilla. Certeza de mi esperanza que contempla la plena posesión de tus delicias, el anticipo del Reino y su justicia en la bienaventuranza que sustentas. Timón de mi navegar en la tormenta, en mi caminar aliento y fuerza, brújula que en la oscuridad me orienta, lucero que el cielo me recuerdas. De la fe que me regalas, la certeza; de las cosas que no veo, la experiencia, del misterio del Señor su inteligencia, de su Palabra, la dulzura y la pureza. Amor de mi amor que se renueva y que anticipa el cielo en su pobreza, deseo de un amor que se contenta en el gusto de tus cosas y su ciencia. Amor de mi Amado que alimentas el deseo de su abrazo que serena, calor de sus besos que en la paz sosiegan arrobo del arrobamiento en que me deja. Ternura de su voz que en mí despierta en gratitud enamorada la respuesta, dulzura de su Palabra enamorada y cierta que embriaga en el anticipo de la meta. Tú eres mi cielo en comunión anticipado, el vínculo de unión en su presencia, germen de eternidad y transparencia de lo definitivo en un mundo fragmentado. Eres la totalidad que se ofrece en cada cosa, el infinito en la pequeñez manifestado, un sol en la luciérnaga ocultado, el Amor que a la Iglesia vuelve esposa. Germen de resurrección en la esperanza de quedar algún día transformado y en el amor de mi Amor transfigurado, vuelto reflejo de tu gloria y de tu gracia. Luz que desde el corazón de la materia el destello de su rostro irradias, en resplandores de su gloria estallas desde la intimidad del Universo que te encierra. Llave divina que en tu amor liberas el divino amor que encierra el alma y a un horizonte de infinito ensanchas el corazón que se abre a tu presencia. Tú sueltas definitivamente las amarras de la nave que a tu amor se entrega, eres el mar de eternidad en que navega el que a tu soplo enamorado se consagra. Anticipo de todo lo que espero, cielo de luz que se abre en mi morada, Jerusalén definitiva y enjoyada que hace vibrar mis entrañas y mi cuerpo. Oleaje de frescura que me baña desde la profundidad de tu misterio, océano en que amando me sumerjo envuelto en la claridad de tu sustancia. Mar de una ternura siempre nueva que acaricia la playa de mis sueños, pureza que en las aguas del misterio insondable, me cubre en tu marea. Como la luna sobre el mar reflejas en mi rostro el rostro que contemplo y en la serenidad que en la noche enciende el sueño tu Amor en mi amor amar se deja. Eres el brillo en los ojos de mi amado que en el contemplar nos asemeja, la luz que derramándose se espeja en mi mirar enamorado. Eres la luz original que irradia su presencia, el atractivo de su pecho iluminado, el rayo que desde su corazón atravesado se imprime sobre el mío en su clemencia. Me estás haciendo nuevo, Tú me engendras para la eternidad que anticipando manifiestas, fundiéndote en mi amor, amándome recreas, eres la fibra de mi ser que se despliega. Chispa de la resurrección que el todo anhela y en la trama del Universo ya se observa, principio del incendio universal de la materia en el amor que la sostiene y fundamenta. Matriz de eternidad y de pureza que desde adentro todo lo haces nuevo, hilo de suavidad que va tejiendo el universo y en su maravilla revelas tu grandeza. Principio unificador de la naturaleza iluminador que iluminas su belleza, rayo del sol que alumbra en las estrellas y generoso regala su riqueza. Místico perfume de su esencia, Sabor de su dulzura que deleita, Transparencia nupcial de su belleza Que en las bodas del Hijo me hace Iglesia.
ERES EL SOPLO DE UN INMENSO CIELO... Eres el soplo de un inmenso cielo que llena mi jardín por la mañana la brisa perfumada que temprana me llena de tu Amor y tu consuelo. Eres el aroma de las flores nuevas resurgiendo victoriosas del invierno el perfume de la vida en que me impregno al respirar una vez más tu primavera. Eres respiro en el tiempo de la espera el aliento que impulsa mi camino el impulso que me lleva a mi destino la paz en que la vida se renueva. Eres frescura en el tórrido desierto y el anuncio de la lluvia en que revive el verde y el azul del arco iris, el alma de los frutos en el huerto. Soplo divino que la vida vivifica aliento de ilusión y de esperanza melodía en mi canción y en la alabanza que en la belleza y la creación te glorifica.
DON DE AMOR Don del Amor que huesos muertos arrebatas por caminos celestiales: vivifica con tu Ser los manantiales que corren por el mar de mi desierto. Reverdece los oasis de mis horas vanas para que mis ojos brillen con la luz de tu presencia, suaviza las heridas de la ausencia con la suavidad de tu encanto en la alborada. Susúrrame los cantos del amor primero para que mi corazón se reencuentre en la memoria con la dulzura sabrosa de las tiernas horas en las que tu suave melodía lo hizo prisionero. Oh cárcel que liberas la hermosura escondida en el fondo de mis días, prisión amorosa de divina dicha que encadenas mi alma con ternura. Embriágame con el vino de tu savia nueva, piérdeme en el torbellino de tu encanto, sumérgeme en las notas armoniosas de tu canto para que sea yo, en tu aliento, brisa fresca.
SOL DE LA MANANA Sol de la mañana que acaricias con frescura mis párpados, mis sienes y mi frente, que extiendes serenamente tu gloria y en mi mente despiertas la suavidad de tu ternura. Manto de luz, placido encuentro en que el rocío ofrece su hermosura; brisa matinal, caricias puras, tus manos delicadas en mis sentimientos. Rozas con los dedos de tu gracia la madera del laúd que tu templaste y haces vibrar la cuerda que creaste arrancando melodías de mi nada. Suena las notas de tu canto nuevo, la armonía celestial que envuelve el alma. El músico eres Tu, yo tu alabanza; vibrando en tu presencia empieza el cielo.
COMO UNA FLECHA... Como una flecha lanzada al infinito con miedo de cansarme de volar, me pregunto si el impulso que me mueve proviene del arco que me lanzó a la vida o del Amor que me la hace cruzar. Y cuando siento que flaquean las fuerzas y el impulso que veloz el camino hacia Ti me lleva a andar pruebo que es la atracción de tu presencia cierta la que imprime en mi vuelo tu serenidad. Ahora sé que vuelo hacia el centro de mí mismo cuando de tu Amor en lo profundo pruebo la bondad que me enamora, que cautiva, que engrandece y que sosiega el alma que te busca, peregrina de tu encanto, sin cesar. Vuelo, caigo, corro, navego, te respiro; sólo sé que te busco porque te he encontrado ya; y, sin embargo siento que este encuentro que me invade totalmente se desvanece en un instante y me deja peregrino, para volverte a buscar.
TORRENTE PASCUAL... Torrente pascual que bajas de la cumbre helada, desde la montaña misteriosa del encuentro, nuevo manantial de agua y alimento del que clama por la vida y ya seca tiene su garganta. Desde la roca inalcanzable que se besa con el cielo en la que el sol del Amor su rostro hiere, cuando acaricia con su toque la ternura de la nieve y al soplo de su aliento ancestral derrite el hielo. Brotas de la altura que se abre al valle de la vida, vienes para irrigar la sequedad de la tierra fecunda que espera y necesita la presencia cristalina y pura del manantial que renueva como celestial bebida. Tu alimentas las venas de la llanura cotidiana y ablandas la dureza de los corazones muertos, se encienden a tu paso los colores perfumados de los huertos y la noche se despierta en la resurrección de la mañana. Eucaristía de la Pascua del Amor que se hace mesa en la que ofreces la vida del universo en tu bebida, la carne de tu cuerpo y tu Palabra que es comida y el abrazo que contempla en tu mirada la belleza.
TÚ ERES EL PERFUME DE LA PERFECCIÓN... Tú eres el perfume de la perfección, bálsamo de la suavidad divina respiro de la Iglesia que camina aliento vivo del hombre en oración. Tú, néctar de la flor de su Palabra dulzura de la miel de su mensaje eres la fuerza que nos da el coraje de la santidad de Dios participada. El aroma de la presencia cierta de su Amor infundido en nuestras vidas, eres rayo de cielo que se anida en el corazón amante que contempla. Eres suavidad y toque delicado del dedo de dios que nos moldea la causa del Amor que nos recrea a imagen de Jesús resucitado. Eres vino que embriaga el alma orante con la presencia de Aquel que la enamora su presencia palpitante a cada hora el flujo salvador de un Dios amante. La corriente de gracia que me invade cuando a solas y en silencio te contemplo el incienso divino de mi tiempo la plegaria en el cielo con las aves. Eres calor del sol que llena el templo inseparable de la luz que lo ilumina eres guía de un pueblo que camina el alma de mi mirada si contemplo. Eres la luz en que puedo ver al Padre transparentando su Amor en las criaturas el manto protector que me asegura la providencia amorosa de una Madre. Medicina del alma si se enferma unción de vida nueva que se enciende llama de Amor que me trasciende principio salvador y vida eterna. En Ti Jesucristo está presente por Ti su cuerpo es salvación y vida y en su sangre gustamos la bebida que nos regala la vida para siempre. Por Ti el Padre providente que nos cuida da fortaleza y sabiduría a nuestras almas es fuente de armonía, gozo y calma seguridad e el camino, luz y guía. En Ti se siente seguro el que confía porque en Ti la promesa se ha cumplido el Verbo eterno por nosotros ha venido y ha abierto la fuente de la vida. Tú eres soplo de su Amor en nuestras almas la brisa de su aliento en los oídos su Palabra que el pecho deja herido en el fuego de un Amor que no se apaga. Eres la llaga que su Amor provoca y el sello sanador de su presencia eres la voz divina en la conciencia y el alma orante que lo invoca. Eres la hoguera orante de mi tiempo y el fuego amoroso en que consumo la savia de mis días como el zumo que se quema en el soplo de tu aliento.
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