| ALÉGRENSE PORQUE EL DÍA SE LEVANTA... Alégrense porque el día se levanta y el sol de la justicia ya se asoma que destilen los cedros sus aromas cuando el cielo y sus aves ya le cantan. Alégrense, el Señor que ya se acerca y enamora en el perfume de su paso es príncipe de Paz y con su abrazo reconstruye en su bondad el alma muerta. Alégrense que el Señor de los señores vestido de jazmín y de jacinto llega envuelto de sol y es el Dios vivo en que se gozan la luz y los amores. Esta cerca y exorciza los temores ilumina la angustia y la tristeza, Él renueva la vida en su pureza y descubre del encuentro sus sabores. Está cerca y reclama tu presencia para encender en tus ojos la esperanza anidar en tus entrañas la confianza y endulzar la amargura de la ausencia.
ESTÁN SOPLANDO YA... Están soplando ya los vientos nuevos desde el Oriente el aroma del incienso y ente mis ojos la vida como un lienzo que pintas con Amor en tu misterio. Sopla brisa que refresca desde el mar y mi rostro acaricia el aire fresco y es el toque salado y de tus dedos el sentimiento de vivir y de soñar. Se que vienes a mi vida porque pasas y es presencia la luz de la mañana la claridad de tu cielo que temprana alegra la jornada en que me abrazas. Estás vivo y reinas soberano sobre las nubes serenas a lo lejos caminas sobre el cielo y el reflejo de la vida que mana de tus manos. Vienes nuevamente en este día y la fuerza de tu Espíritu me eleva se transforma el invierno en primavera y en el jardín de la vida es la alegría.
HAY UNA VOZ QUE GRITA... Hay una voz que grita en el desierto: -¡Preparen los caminos al Amor! porque se acerca el día en que el Señor visitará la morada de los muertos. En el páramo resuena la trompeta que anuncia la venida del que llega a instaurar en la tierra primaveras que cumplen la promesa del profeta. Los montes se inclinan a su paso y la estepa florece en su presencia pues el frío doloroso de la ausencia cede el lugar al fuego sin ocaso. Llega el Señor que bautiza con su vida y renueva con su paz los corazones llega el tiempo en que se cantan las canciones y el Espíritu se dona sin medida. Porque alumbra un nuevo sol entre los montes y una mañana se levanta iluminando el Universo en su Amor se está quemando y se enciende de su luz el horizonte. -¡Ven pronto Señor, ven te lo ruego! y enciende el corazón en tus amores porque reclaman tu paso hasta las flores que en su color se revisten de tu fuego.
EN UN DESIERTO... En un desierto solitario y frío en el que el alma en su penar se encuentra cuando tan solo el ansia la alimenta oye una voz en medio de su olvido. Es la voz de un amor que se ha perdido el que en las noches la llenaba de consuelo el que abría en sus susurros ese cielo que la envolvía en la tibieza del estío. Oye la voz de su amor que distraído ya por las noches del amor transita es la voz del Amado que la invita a esperar en su regreso si se ha ido. Es una voz delicada en su conciencia como la brisa del aire matutino como el aroma del trébol del camino que peregrina constante en su paciencia. Es la voz que tranquila en la inclemencia cuando truena solitario el cielo herido porque el sol en su aventura se ha dormido y ha perdido el amor su transparencia. Oye el alma una voz y es como un canto que melodioso la invade y la levanta pues es la aurora de la vida que le canta cuando la luz la envuelve con su manto.
EL PASEO DE LOS TILOS... El paseo de los tilos y el perfume de tu presencia suave y soberana un aroma ingenuo de creación cercana y el fuego de un Amor que me consume. El verdor de la vida que florece y se entrega en el hálito del cielo la fragancia de tu paso y el consuelo de un toque misterioso que estremece. Así deambulo en el camino de la vida entre hojarascas de Otoños pasajeros cuando el rubor de un bosque pregonero me acerca de tu vos la melodía. Así camino sintiéndote en la ausencia cuando las sombras de la noche llegan cuando el silencio de tu Amor me llena aunque la brisa me traiga tu presencia. Así te espero aunque el tiempo se eternice en una espera que es anhelo de tu vida de la fuente que se dona sin medida y a los que te esperan confiados pertenece.
FLORECERÁ LA JUSTICIA DESDE EL CIELO... (Is 45) Florecerá la justicia desde el cielo y la tierra otra vez dará su fruto, el cambiará en fiesta todo el luto del pobre desterrado y prisionero. Cubrirá mi nube el horizonte y mi gloria fecundará tu suelo, Yo seré tu paz y tu consuelo, reconstruiré mi ciudad sobre los montes. El Amor regresará de su destierro y su manto cubrirá la tierra toda, será el bálsamo suave de la aurora que comienza en el mundo que recreo. La semilla que planto es Vida Nueva una Alianza que jamás será abolida, mi fidelidad para siempre sostenida en la promesa del perdón que la genera. Él te penetrará como el rocío que, sereno, en la noche se derrama, te despertará renovado en la mañana y en el Sol verás que Yo he vencido. Volverás a tu tierra, Pueblo mío pues tu tierra soy Yo que te esperaba, tu serás el templo que paciente preparaba y mi gloria será tu rostro vivo. ¡Alégrate y canta la victoria de la luz, de la paz y la justicia! Tú serás del mundo la primicia de la salvación que se hace historia.
EN LA COLINA, MI AMOR, LA CIUDAD SANTA... En la colina, mi amor, la Ciudad Santa, la meta de mis sentimientos y mis ansias, la pasión de mi dolor, la herida que acompaña el peregrinar por el mundo hacia el Amor. Y en la ciudad del Amor, el Sol de soles, el Cordero en su blancura inigualada, ilumina cielos y tierra con su gracia y su sangre, hecha de luz, recubre el orbe. Y la ciudad se esconde en el Cordero y el Cordero es ciudad amurallada que se vuelve eucaristía celebrada en el altar que envuelve el universo. Y en las olas del Amor del mar que es toda gracia navega la liturgia que consagra el tiempo, el canto de los serafines que me trae el viento y me llena de luz con su fragancia. Y en el misterio puro del pan que es transformado se transforma mi vida en tu misterio, se consuma la historia, se reconstruye el templo, el tiempo y el espacio ya están resucitados.
AMARTE SEÑOR Y CONTEMPLAR TU ROSTRO... Amarte Señor y contemplar tu rostro es encontrar la salvación ansiada, es, por fin, tener el alma reposada sobre el pecho amante de su esposo. Y en experimentar tu Amor eterno se encuentra ya la tierra prometida, la ciudad de la paz y la alegría iluminada por tus ojos tiernos. Es en Jesús, Emmanuel, Dios con nosotros que recuperamos el Amor perdido, en su corazón atravesado y dolorido se abrió la fuente que nos trae el gozo. Su vid nueva como lluvia fresca fecundó de Amor los corazones rotos, ungió la sequedad, iluminó los rostros y germinó, en el páramo, su primavera. Su Espíritu de Amor todo lo llena y recrea el paraíso en lo profundo. Él impulsa la historia y nuestro mundo a la vida que en Ti se vuelve plena. Él es el anticipo de la gloria contemplada, luz divina que ilumina tu misterio, el calor de tu presencia en el invierno y el canto de los hombres que te alaban.
QUIERO ANUNCIARTE LA ALEGRÍA... (Is. 61,1-11) Quiero anunciarte la alegría, el año de gracia del Señor, el fin de la vergüenza y del dolor, la esclavitud que para siempre se termina. Me ha ungido el Señor, el poderoso, con su Espíritu de paz y de justicia, yo te doy, en su nombre, la noticia: la libertad, por fin, será tu gozo. Él vendará los corazones rotos y liberará a los oprimidos, dará la victoria a los cautivos, su gloria cantarán pueblos remotos. Restaurará las ciudades desoladas y las viñas, por fin, darán su fruto, hoy se termina, Israel, tu luto y una nueva primavera se prepara. Hoy consagra el Señor sus sacerdotes, los ministros de la nueva Alianza, los que anuncian al mundo la esperanza de la viña cultivada y de sus brotes. Y yo me gozaré de su presencia y exaltaré al Dios de mi esperanza, se llenará mi boca de alabanza y amarlo sólo a Él será mi ciencia. Porque de salvación me ha revestido con el manto de justicia del esposo, como la novia, me adorno con el gozo de contemplar ante mi lo prometido. Porque en mi tierra ya brota la justicia y la semilla de una vida nueva, ha comenzado ya una nueva era y las naciones gritan la noticia.
EMMANUEL Brota un retoño del tronco de Jesé, un descendiente soberano de David, la raíz poderosa de la nueva vid, el Dios con nosotros, Emmanuel. El es signo de fidelidad cumplida, de la promesa en el tiempo respetada, de la Palabra, en la historia, contemplada del Dios manifestado en profecía. En sus venas corre el Espíritu Divino: sabiduría, fortaleza, inteligencia, temor de Dios, piedad y ciencia, consejo y luz para el camino. En sus labios la justicia al oprimido, al débil rectitud en la sentencia, la verdad que lo envuelve y la clemencia que levanta el corazón herido. Reconciliación y paz será su nombre y el lobo pacerá con el cordero, el leopardo y el cabrito en el otero, el novillo, el cachorro, un niño pobre. La vaca y la osa con sus crías, el león que come paja con los bueyes, juega el niño con áspid y serpientes y nadie se hace daño ni lastima. El conocimiento de Dios llena la tierra y el mundo cubre la gloria de su Nombre, el Emmanuel, es su presencia entre los hombres y el Paraíso regresa con su primavera.
| |