|
Poesía religiosa y mística cristiana |
Navidad |
|
|
MARÍA, MADRE DE DIOS. Ardiendo sin consumirte en un fuego de Amor puro cambiaste la historia al mundo con el sí que respondiste. Sos la zarza en que se enciende el Espíritu divino, el Hijo vuelto camino para que el hombre lo encuentre. Sos la lámpara encendida en la noche de los tiempos en que la luz se hace encuentro y fuente de Amor y Vida. Sos el monte de la Alianza en el que Dios inhabita, el Arca en la que palpita el Sol de nuestra esperanza. Como rocío en la noche te cubrió Dios con su gloria y en Ti fecundo la historia cuando el Hijo se hizo hombre. Madre de Dios, Madre nuestra, del discípulo en camino, del hombre que es peregrino, Madre de toda la Iglesia.
BENDITO EL VIENTRE ... Bendito el vientre que te abrió sus puertas y el corazón que te acoge con fe viva, la mujer que creyó la palabra recibida y entregó su voluntad sin comprenderla. Benditos los pechos que te amamantaron y en la fe de tu pueblo te nutrieron, el silencio orante en que te concibieron, los brazos que en las escrituras te acunaron. Benditos más que nada los que escuchan la Palabra de Dios y la practican, los que en sus corazones la meditan y en ella sus vidas se fecundan. Eres bendita María más que nadie porque en Ti se cumplió la profecía, te transformaste en el templo de la vida, la zarza que sin quemarse, siempre arde.
INOCENTES Un río de sangre pura como el agua proclama, de mi Señor, las maravillas, por su sangre, sus aguas, el Nilo purifica y lleva al mundo, en el agua, la esperanza. Sangre de los testigos que inocentes dieron sus vidas como testimonio del Cordero, un ramo de azucenas llevado al matadero porque las tinieblas no lo recibieron. Llora Israel la muerte de sus hijos que reciben la corona del martirio y florecen en el campo de los lirios las lágrimas sembradas entre espinos. Las lágrimas que lavan en sus aguas, de Israel, la multitud de sus pecados, el llanto amargo de los deportados que ofrece la primicia de sus ansias. Lágrimas en canto de triunfo transformadas, el de los testigos que aclaman la victoria del Cordero que muestra ya su gloria: salvación de su Pascua anticipada. En la santa liturgia, ante su trono, celebrada, entran ya triunfantes, al cielo, con sus palmas los que le entregaron, en la tierra, cuerpo y alma y envueltos en su luz se vuelven alabanza. Son las primicias de tu Pueblo santo que encarna en la historia tu memoria que camina su Pascua, celebra tu victoria y te proclama, ante el mundo, con su canto.
HAY UN NIÑITO ESCONDIDO... Hay un niñito escondido en un pesebre cercano, por nosotros ha nacido con el sol entre sus manos. Un lucero se ha encendido en un cofre de alabastro, su luz ilumina el mundo más brillante que los astros. El mismo la luz produce con sus ojos incendiados en Espíritu de vida en fuego de Amor donado. Juega el niño con un cáliz que los reyes regalaron, tallado en ébano y nácar con rubíes engarzados. Come pan de trigo fresco, pan de pureza entregado, tan puro como su cuerpo, tan blanco como sus manos. Una cruz cuelga en su pecho en oro purificado, se la trajeron los reyes, el Padre se la ha mandado. En su frente una corona de zafiros y topacio, de sus sienes cuelgan perlas de mares inexplorados. Su cabello como el viento sutil y fresco en verano tiene un aroma de olivo y de trigo cosechado. En sus dedos tiene anillos, son de planetas lejanos, los encontraron los reyes en una luna enterrados. Tiene pies de caminante piernecitas de venado, sus tobillos tienen alas y está herido en su costado. Él vino a salvar el mundo de la guerra y del pecado. Él vino a vencer la muerte muriendo y resucitando. A decirnos que hay un Padre y en cielo lo adoramos y que este Padre nos quiere en su Hijo transformados. Trae Espíritu de vida como un torrente entregado para inundar todo el mundo y en su Amor transfigurarlo. Su regalo de bautismo fue un desierto transformado en paraíso escondido y huerto reconciliado. Jugaba con los leones sobre un jaguar recostado, una osa lo acunaba y un lobo besa sus manos. Un cóndor agradecido desde su altura ha bajado para rendirle homenaje al sol del cielo encarnado. En sus labios ya se escucha la voz que el trueno ha forjado, la Palabra del Misterio en su cuerpo revelado. Por mi Padre he sido enviado a traerles la noticia, a los pobres desolados la Alianza de la justicia. Libertad a los cautivos y a los vencidos victoria, consuelo a los afligidos y a los que han muerto mi gloria. Ofrece el año de gracia el Señor Dios de la historia, para renovar su casa y manifestar su gloria.
AMANECER EN TU LUZ POR LA MAÑANA... Amanecer en tu luz por la mañana, envuelto en la claridad de tu mirada, cobijado en tus ojos, sentir que la alborada me arroba en tu música temprana. La luz se ha vuelto canto de pájaros de cielo y entretejida de cipreses, de ligustros y de pinos se torna perfume de rocío, de jazmines y de tilos penetrando las raíces que se hunden en el suelo. El mundo vuelto luz, vestigio de tu rostro iluminado, resplandece de Amor su claridad y me subyuga, están transidos de Amor el monte de algarrobos y la luna y tus ojos verde nilo en las aguas del río reflejados. Yo también me vuelvo río que surge de tu encanto y corro entre las rocas por el valle, solitario, el cielo me acompaña, los sauces me acarician cuando paso y tus ojos, tus ojos siempre en lo profundo del agua reflejados. La luz se ha vuelto río, colinas, bosques, prados, la suavidad verde de un olivo y eucaliptos perfumados, se ha hecho vuelo en las alas de las palomas y los patos, simplicidad en los gorriones y en los canarios, canto. Tu eres luz, Amor, la entraña misma de la vida, la chispa del ardor que enciende las sonrisas, el pálpito del corazón que se enamora sin medida y el brillo de los ojos que resplandecen de luz cuando te miran. Eres Tú la claridad, la fuente del Sol y las estrellas, Tú el resplandor del aura de los santos, Tú la santidad que en sus rostros se refleja, eres Tú la sinfonía luminosa que me llena.
|
|
ÁRBOL DE NAVIDAD Encendió un árbol su vida y una noche tibia y santa le regaló su alegría con estrellas de oro y plata. Los ángeles lo adornaron con las plumas de sus alas, las luciérnagas colgaron farolitos en sus ramas. Los pájaros le bordaron unos nidos de esmeraldas y las ardillas pensaron llevar luces de esperanza. La luna vistió la noche como una fiesta de gala, y armó una orquesta en el bosque que dirigió una cigarra. Todo fue en honor del niño que iba a traernos su gracia y en un pesebre de armiño encendió su luz el alba. Desde el árbol una estrella el camino señalaba y su luz era tan bella que el bosque se engalanaba. Muchos llegaron a verlo, de rodillas lo adoraban, le traen regalos de lejos: oro, incienso, mirra, acacia. María y José contemplan en silencio, lo que pasa, mientras un ángel en fiesta los invita a la alabanza. Y el niño Dios los bendice mientras el cielo le canta y los pastores le dicen -¡Gloria a Dios, nuestra esperanza!
MUERTE INOCENTE (a los niños abortados) Nadie puede matarte, Oh Dios, un hijo! porque das la vida para siempre, el concebido en tu Amor, tu luz enciende y en la muerte se vuelve tu testigo. Y son miles los que mueren cada día proclamando en su sangre tu victoria, los que se acunan al calor de tu memoria como notas vivas de una melodía. Como a tu Hijo, el mundo no los reconoce y les niega la apariencia de esta tierra, como el que a la luz cierra su puerta y en su necedad se priva de sus goces. Ellos son parte de la luz que irradia el desborde de tu Amor y tu clemencia, ellos cantan para siempre en tu presencia purificados en la sangre que nos salva. Ellos son ante tu trono intercesores que imploran, para el mundo, tu misericordia, instrumentos de paz y de tu gloria, el rocío que nos cubre con tus dones. Ellos son la victoria consumada de un Amor más fuerte que la muerte, de una Palabra irrevocable que convierte la derrota de los hombres en gloria anticipada.
UNA LUZ BRILLA EN LA NOCHE... Una luz brilla en la noche, su reflejo son tus ojos, ojos que miran al mundo con Amor y sin reproches. Un luz hecha mirada de Amor que pide respuesta, la puerta del cielo abierta, su gloria manifestada. Una luz en las tinieblas que ofrece un perdón sincero, ojos y manos abiertas de Jesús el carpintero. Una luz hecha banquete en las bodas del Cordero que me ofrece su deleite en jarras de vino nuevo. Una luz hecha Palabra, Camino, Verdad y Vida, una luz hecha comida para que pueda gustarla. Una luz en mis oídos que penetra el pensamiento, que invade mis sentimientos si la escucho complacido. Luz que puede ser tocada en el corazón que habita, cuando siento que palpita tu voz y puedo escucharla. En la noche de los tiempos una luz ya se ha encendido y es el misterio escondido hecho presente en el tiempo. Y esta luz es la alegría perfecta que no se acaba, la que en Jesús se regala y enciende en su Amor la Vida.
VENÍS EN LOS BRAZOS DE UNA MADRE VIRGEN... Venís en los brazos de una madre virgen que creyó en la promesa del encuentro, que se abandonó en manos del misterio, que creyó más allá de lo posible. Estás sentado en el trono de sus brazos reinando con un cetro hecho de olivo, coronado de espinas como un lirio, atravesado de Amor en tu costado. Sus ojos de ternura no te aferran ni en poseerte pone su cuidado porque al concebirte te ha entregado a la misión que tienes en la tierra. Serás pastor y guía del rebaño que perdió el camino de tu senda y lo llevarás al Padre para que comprenda que en el Amor del Hijo fue creado. Ella sigue tus pasos desde cerca en su corazón tu Palabra meditando, en sus ojos tus actos contemplando, va tejiendo la trama que te aferra. Es una reina escondida en tu belleza, el candelabro del templo que ilumina, la lámpara de la llama siempre viva que encendió en su alma tu grandeza.
SE HIZO LA LUZ EN EL ROSTRO DE UN ÁNGEL... Se hizo la luz en el rostro de un ángel mensajero y Gabriel vino a darte la noticia: En el vientre de Israel la suave brisa del Espíritu de Dios se hace misterio. El resplandor y la imagen de su gloria ha tomado para siempre carne humana, ha decidido encarnar su Palabra soberana y acampar para siempre en nuestra historia. Y vos, María, encargada de darle la respuesta no dudaste en el Sí que abrió la historia a la salvación que vuelve Alianza la memoria de la promesa que se cumple y se hace Iglesia. Te preparó desde siempre el Dios de los profetas para se el templo de la Alianza Nueva, el Arca de la Ley que nos entrega en el monte Sión que se recrea. Tú eres el sí del Israel que espera, la fe que no conoce condiciones, la entrega al Amor sin restricciones, el brote de la nueva primavera. Tú eres la tierra de la que brota la justicia, la zarza que se quema en su presencia, el lucero que se enciende en su clemencia, la primera que recibiste la noticia. Fuiste a Isabel a anunciarle la esperanza, a llevarle la Palabra en tus entrañas, a colmarla del Espíritu y su gracia en el que Juan exulta en Alabanza. Bendita eres entre las mujeres, bendito el fruto de tu vientre santo, Tú has creído en su Palabra y en su manto te envolvió la luz en la que crees.
EXILIO Ya no era el pueblo que pasaba hambre el que en Egipto buscaba refugiarse, era sólo una familia que trataba de salvarse de las garras de la muerte y de sus fauces. Una familia santa, pobre y peregrina protegiendo en su seno al salvador, la cuna que lo acogía con Amor y detrás de una estrella se encamina. Bajas a Egipto a liberar los que adoraban al Sol de la verdad sin conocerlo, como bajarás en la Pascua a los infiernos para rescatar a los justos que esperaban. Perseguido ya conoces el exilio y al imperio del sol la luz le llevas, te recibe el Nilo en primavera y en sus orillas encuentras ya tu auxilio. El Amor es tu única riqueza y el trabajo tu pan de cada día, las aguas te acunan en su melodía y al Nilo lo bendice tu belleza. Tres años de silencio que preparan tu regreso, tus padres meditaban lo que acontecía, el cumplimiento extraño de las profecías y un éxodo nuevo en el desierto. Un nuevo Moisés forja el destierro que en el Gólgota su ley entregaría, un nuevo Israel en la tierra prometida: Jesús, José y María, de regreso.
|
|
MI ROSTRO SERÁ EL DE UN NIÑO... Mi rostro será el de un niño recostado en un establo, en sus ojos Yo te hablo y te muestro mi cariño. Mi rostro se hará pequeño como el niño que he entregado y en el azul encarnado de sus ojos, brilla un sueño. Un sueño de Amor eterno por el hombre que he creado por el mundo que he forjado con mi Palabra y mis dedos. Mi niño trae en sus manos espigas de trigo fresco, pan de Amor será su cuerpo, su sangre vino sagrado. Su palabra será mía sus gestos son mi cuidado, Yo me entrego en su costado como Espíritu de Vida. Un niño envuelto en pañales entre pastores sentado, les diré que me he acordado de su miseria y sus males. Y el cielo abierto le canta, los ángeles glorifican al Hijo que concretiza las promesas de mi Alianza.
YO ESTOY BUSCANDO UN PESEBRE... Yo estoy buscando un pesebre ¿Quién me dará un corazón? Estará en Mi siempre alegre, lo llenaré de mi Amor. Quiero un pesebre sencillo, humilde y con devoción. Uno de brazos abiertos con entrega e ilusión. En él quiero recostarme si me acoge con calor, lo embriagaré de perfume de santidad y de Amor. Lo envolvería en un manto de gracia y de bendición y sentiría en mi pecho el pálpito del Amor. Un pesebre ando buscando entre tanta confusión. Estará lleno de estrellas y brillará como el sol. Si querés ser mi pesebre el camino es la oración, la apertura a mi Palabra que te besa el corazón. Un pesebre ando buscando para llenarlo de Amor. Ya no quiero más establos, Yo quiero tu corazón.
AÑO NUEVO Un año nuevo en el ciclo de la historia, un año más en que el tiempo se derrama, las horas en que la vida se devana, los días que conserva la memoria. Un año más para estar agradecido por el don de la vida y de tu gracia, por la misericordia que has tenido al derramarla, abundante, sobre el jardín que has elegido. Un año nuevo de esperanzas y caminos que se abren en la trama de la historia y encarnan, del Amor, la trayectoria del hombre que creaste peregrino. Un año de oportunidades que se acercan para encarnar tu camino en nuestras vidas, un año de esperanzas compartidas para hacerte lugar en nuestra tierra. Un año de bendiciones incesantes derramadas como lluvia en primavera en las que la vida nueva se recrea en las gracias que regalas abundantes. Un año nuevo, regalo inmerecido de un Padre que nos mira esperanzado en la fuerza de un Dios resucitado que en su Espíritu me deja agradecido.
|
| |
| |
¿A QUIÉN HAN VISTO, PASTORES? ¿A quién han visto, pastores que bajaba de los cielos? - Al Rey de reyes sentado en una cuna de incienso. Al Señor de los señores entre pañales envuelto como un jazmín perfumado en una noche de invierno. Los ángeles le cantaban la gloria que hay en el cielo. Serafines lo adoraban ardiendo de Amor sincero. Las estrellas le brindaban la luz que brota en su seno y la luna señalaba un sol envuelto en misterio. La salvación anunciada, el Mesías verdadero, la fuente de toda gracia, la luz de todo sendero. De rodillas lo adoramos, vengan ustedes a verlo y postrados le entregamos el corazón en un rezo. Porque Él es nuestra alegría hoy le canta el universo, ante el altar del pesebre en que se ofrece el incienso.
BRILLA LA LUZ EN LA NOCHE... (1Jn 1,1-2,3) Brilla la luz en la noche y el Amor la manifiesta, la luz de los corazones que quieren reconocerla. La que a los ángeles santos en los cielos alimenta, la que se enciende en el canto de aquellos que la contemplan. La luz se encendió en la carne de una lámpara pequeña que se llamaba María, la Virgen de la promesa. Nosotros que la hemos visto no podemos no anunciarla, la hemos tocado y oído, no podemos ocultarla. y esta luz es Jesucristo, Verbo encarnado en la historia, Vida, Verdad y Camino para llegar a su gloria. Esta es hoy nuestra alegría y no podemos callarla, es la promesa cumplida y debemos proclamarla. Es el perdón realizado en una noche anunciada, un mundo reconciliado, una tierra restaurada. Es el perdón que se ofrece al que quiera recibirlo, la gracia está en un pesebre y el pesebre eres tú mismo.
LA BELLEZA SE HIZO CARNE... La belleza se hizo carne, la armonía se hizo encuentro, la paz llovió de los cielos y una Virgen fue su madre. La Trinidad toda santa trocó en milagro su cuerpo, se hizo sagrario del cielo y Arca de la eterna Alianza. El Espíritu de Vida puso en ella su morada, su faz quedó iluminada y cumplió la profecía. En un segundo el Misterio por los siglos ocultado, se hizo misterio encarnado en el seno de su pueblo. El Verbo se hizo Palabra y se entretejió en el tiempo, su voz se bajó del trueno y se volvió voz humana. Y es su voz la que proclama el tiempo definitivo porque su luz se ha encendido y no se puede ocultarla. La bendición se hace carne, la gracia se hace mirada, la salvación añorada, unos ojos que se abren. De sus manos fluye vida, de su corazón el tiempo, de su voz el alimento del que sediento lo ansía. Lleva una cruz en la frente y una estrella la ilumina, en su pecho hay una herida de la que brota un torrente. Y el torrente es agua viva, Espíritu y fuego Santo, Amor donado y el canto del pueblo que se bautiza.
|
|
COMO GOTITAS DE CIELO... (A los niños abortados) Como gotitas de cielo que se encienden en la noche, como estrellitas de nácar que bordan el horizonte. Como gotas de rocío sobre la hierba del monte, como luciérnagas blancas juguetonas en el bosque. Como margaritas puras a las que le falta el nombre o como perlas preciosas cosechadas en un cofre. Son ellos las almas puras que inocentes te responden cuando con Amor las llamas al cielo que las esconde. Y brillan en tu presencia como lámparas de bronce que arden en Amor puro para gloria de tu nombre. Ellas cantan tu victoria sobre el desamor del hombre, ellas proclaman tu gloria y en tu corazón se esconden.
SAGRADA FAMILIA Desde la cuna unos brazos te cuidaban te envolvían en pañales de ternura, fueron tus padres el cariño y la dulzura, la protección y el amor que se te daba. fueron los brazos que te ofrecieron a los magos que desde Oriente, con ansias, te buscaban y representan los pueblos que esperaban la salvación que agradecen con regalos. Fueron sus brazos que el templo te llevaron a iluminar con tu luz toda tiniebla, a darle a Simeón la Buena Nueva de la salvación que sus ojos contemplaron. Una luz para iluminar los corazones, para revelar los ocultos pensamientos, luz que enciende nuestros sentimientos y una espada en el alma que te acoge. Esos brazos que te cuidan te salvaron de la masacre que el enemigo preparaba, mientras el sol de Egipto te esperaba para sentirse, en tu presencia, perdonado. Con ellos, a Jerusalén, peregrinabas para celebrar la Pascua que nos salva y descubriste que el templo era tu casa y a los doctores, las Escrituras, explicabas. Y fue en el templo que tus padres comprendieron que el Padre una misión te encomendaba, y en el desprendimiento sus corazón purificaban cuando al Padre la prioridad le concedieron. Camino a Nazareth volvés con ellos para aprender el trabajo y la obediencia el silencio, la humildad y la paciencia, la simplicidad y el cariño que te dieron. En Sabiduría y gracia ibas creciendo y tus padres en tu destino meditaban, los comentarios de la gente los maravillaban y atesoraban su pensamiento en el silencio. Mis ojos han visto las promesas anunciadas cumplidas en la luz que viene de lo alto, la hija de Sión prorrumpe en cantos de agradecimiento y de alabanza.
¿QUÉ LE LLEVAMOS AL NIÑO? ¿Qué le llevamos al niño? ¿Cuál será nuestro regalo? ¿Cómo mostrarle en los dones el Amor con que lo amamos? Le llevaré tulipanes, un ramo grande, apretado, tulipanes azul cielo y rojo sangre encarnado. Cosecharé rosas frescas en un monte de granados, blancas, rojas y amarillas enhebradas en un canto. Con violetas del sendero le tejeremos un manto, lo bordaremos en lino y con flecos de geranio. Lo envolveré de azucenas y de flores de manzano, con pañales de camelias y una batita de nardo. Le llevaremos un cofre de cerezo y de castaño, unos confites de almendra y un sol acaramelado. Un sonajero de estrellas, una luna de topacio y la cola de un cometa en un cristal azulado. Sembraré unos girasoles que lo adoren extasiados y a sus pies mazos de menta con alelí entrelazado. Ungiremos con olivo su pecho, sus pies, sus manos, con un collar de jacintos y lirios color del lago. En un colchón de azaleas en amapolas bordado con pétalos de jazmines lo veremos recostado. Al niño que está dormido le llevaremos regalos, yo llevaré tulipanes que el cielo me ha regalado.
|
|
|
|
HAY UNA PERLA PRECIOSA... Hay una perla preciosa en una cuna escondida, envuelta en paños de nácar en el mar de mi alegría. Por esa perla preciosa yo todo lo dejaría: pueblo, casa, padre, hermanos por esa perla daría. En esa perla hay un Reino por el que pobre me haría, un Reino de Amor perfecto que muriendo se obtendría. Esa perla tiene un nombre: Jesús, hijo de María, en Él se cumplen los sueños de Israel las profecías. Es el tesoro escondido en el campo de la vida, por el que perdiendo todo comprándolo ganaría. En el mar de mi esperanza hay una perla escondida, es Jesús, el Sol de soles que ya se alumbra en María. Él es la luz de mis noches, el que ilumina mis días, el que en su Espíritu Santo es la fuerza que me guía. En el mar de la confianza una perla es ofrecida, en la fe puedo encontrarla, con Amor hacerla mía. La perla que por salvarme se volvió humilde y sencilla, el Sol se encendió en los mares y la luna en sus mejillas. En el mar de la ternura del corazón en que habita una perla está desnuda esperando que la vistan. La envolveré con el alma en la fe que ella suscita, la cubriré de esperanza con el lienzo de la vida.
NIÑO FRÁGIL La fragilidad del universo en un pesebre; el fragor de un volcán entre pañales; escondida en sus ojos la furia de los mares y el resplandor de la nieve entre sus dientes. El canto de las estrellas en sus ojos, un balido de corderito inocente y puro que enternece, y al despertar, la aurora del mundo se estremece porque escucha el palpitar de Dios en sus latidos. Se ha escondido en lienzos de pergamino suave la Palabra que da vida al hombre muerto, un oasis de luz en el inhóspito desierto donde se puede beber paz hasta saciarse. El Espíritu que raudo entre las aguas primordiales aleteaba arrancando del sino a las criaturas, se esconde ahora en el aliento lleno de ternura de un retoño frágil en los brazos de su madre. El Verbo, que desde más allá del tiempo nos amaba se hace historia de clamores y de sangre, respuesta fiel, amor, pobreza, exilio y hambre y al final una cruz apuñalando la montaña. Al margen del poder de los que cuentan, por vos y por mí Dios se ha hecho hombre para ser El Señor de nuestra historia y en su Nombre ofrecernos la verdad del Amor que nos libera.
BAUTISMO DEL SEÑOR Con estupor las aguas lo contemplan: el hijo del cielo sumergido en ellas, atónitas, lo miran las estrellas transmitiendo al torrente su pureza. Bulle el Jordán, la multitud en fiesta por el torrente que lava los pecados, porque en el agua somos perdonados y renacemos a una vida nueva. Baja Jesús a las aguas primordiales y las renueva como lluvia fresca, llueve la Palabra, que el río se estremezca, abiertas ya las fuentes iniciales. Lava el agua y en la luz se purifica, desciende el Sol y se sumerge en ella, recuperan el brillo de su imagen bella y un rayo de su luz las santifica. Quema el fuego, en las aguas, los pecados porque el Amor desciende como un río, como torrente que el Jordán bravío incendia en el fuego del Amado. Una brasa divina que encendida, desde antes del tiempo preparada, quema las aguas pero no se apaga y su calor y ardor les concedía. El telón del cielo se desgarra y la gracia de Dios se comunica, el Espíritu en su fuego las bautiza y anida su potencia entre las aguas. Como el Domingo que cerró el diluvio, una paloma anuncia el nuevo tiempo, la que aleteando en los mares primigenios desde el torrente vio nacer el mundo. Habla en el trueno el Dios omnipotente y manifiesta, del Hijo, su misterio: Este es mi Hijo, el predilecto Él es el Sol que surge del Oriente. Él bautiza en Espíritu de fuego al nuevo Adán que surge de las aguas, una nueva creación ya se hace pascua en el Hijo que a los hombres les entrego. Estas son las aguas de la luz perfecta la luz en que los hombres se renuevan porque en la luz las almas se recrean y se transforman en lámparas electas. Porque el Sol que es Padre nos bendijo con el Calor de su Espíritu divino y en un torrente luminoso y cristalino nos recrea en su Luz como a sus hijos.
|
|
|