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Poesía religiosa y mística cristiana
Navidad

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MARÍA, MADRE DE DIOS.

Ardiendo sin consumirte
en un fuego de Amor puro
cambiaste la historia al mundo
con el sí que respondiste.

Sos la zarza en que se enciende
el Espíritu divino,
el Hijo vuelto camino
para que el hombre lo encuentre.

Sos la lámpara encendida
en la noche de los tiempos
en que la luz se hace encuentro
y fuente de Amor y Vida.

Sos el monte de la Alianza
en el que Dios inhabita,
el Arca en la que palpita
el Sol de nuestra esperanza.

Como rocío en la noche
te cubrió Dios con su gloria
y en Ti fecundo la historia
cuando el Hijo se hizo hombre.

Madre de Dios, Madre nuestra,
del discípulo en camino,
del hombre que es peregrino,
Madre de toda la Iglesia.




BENDITO EL VIENTRE ...

Bendito el vientre que te abrió sus puertas
y el corazón que te acoge con fe viva,
la mujer que creyó la palabra recibida
y entregó su voluntad sin comprenderla.

Benditos los pechos que te amamantaron
y en la fe de tu pueblo te nutrieron,
el silencio orante en que te concibieron,
los brazos que en las escrituras te acunaron.

Benditos más que nada los que escuchan
la Palabra de Dios y la practican,
los que en sus corazones la meditan
y en ella sus vidas se fecundan.

Eres bendita María más que nadie
porque en Ti se cumplió la profecía,
te transformaste en el templo de la vida,
la zarza que sin quemarse, siempre arde.

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INOCENTES

Un río de sangre pura como el agua
proclama, de mi Señor, las maravillas,
por su sangre, sus aguas, el Nilo purifica
y lleva al mundo, en el agua, la esperanza.

Sangre de los testigos que inocentes dieron
sus vidas como testimonio del Cordero,
un ramo de azucenas llevado al matadero
porque las tinieblas no lo recibieron.

Llora Israel la muerte de sus hijos
que reciben la corona del martirio
y florecen en el campo de los lirios
las lágrimas sembradas entre espinos.

Las lágrimas que lavan en sus aguas,
de Israel, la multitud de sus pecados,
el llanto amargo de los deportados
que ofrece la primicia de sus ansias.

Lágrimas en canto de triunfo transformadas,
el de los testigos que aclaman la victoria
del Cordero que muestra ya su gloria:
salvación de su Pascua anticipada.

En la santa liturgia, ante su trono, celebrada,
entran ya triunfantes, al cielo, con sus palmas
los que le entregaron, en la tierra, cuerpo y alma
y envueltos en su luz se vuelven alabanza.

Son las primicias de tu Pueblo santo
que encarna en la historia tu memoria
que camina su Pascua, celebra tu victoria
y te proclama, ante el mundo, con su canto.




HAY UN NIÑITO ESCONDIDO...

Hay un niñito escondido
en un pesebre cercano,
por nosotros ha nacido
con el sol entre sus manos.

Un lucero se ha encendido
en un cofre de alabastro,
su luz ilumina el mundo
más brillante que los astros.

El mismo la luz produce
con sus ojos incendiados
en Espíritu de vida
en fuego de Amor donado.

Juega el niño con un cáliz
que los reyes regalaron,
tallado en ébano y nácar
con rubíes engarzados.

Come pan de trigo fresco,
pan de pureza entregado,
tan puro como su cuerpo,
tan blanco como sus manos.

Una cruz cuelga en su pecho
en oro purificado,
se la trajeron los reyes,
el Padre se la ha mandado.

En su frente una corona
de zafiros y topacio,
de sus sienes cuelgan perlas
de mares inexplorados.

Su cabello como el viento
sutil y fresco en verano
tiene un aroma de olivo
y de trigo cosechado.


En sus dedos tiene anillos,
son de planetas lejanos,
los encontraron los reyes
en una luna enterrados.

Tiene pies de caminante
piernecitas de venado,
sus tobillos tienen alas
y está herido en su costado.

Él vino a salvar el mundo
de la guerra y del pecado.
Él vino a vencer la muerte
muriendo y resucitando.

A decirnos que hay un Padre
y en cielo lo adoramos
y que este Padre nos quiere
en su Hijo transformados.

Trae Espíritu de vida
como un torrente entregado
para inundar todo el mundo
y en su Amor transfigurarlo.

Su regalo de bautismo
fue un desierto transformado
en paraíso escondido
y huerto reconciliado.

Jugaba con los leones
sobre un jaguar recostado,
una osa lo acunaba
y un lobo besa sus manos.

Un cóndor agradecido
desde su altura ha bajado
para rendirle homenaje
al sol del cielo encarnado.

En sus labios ya se escucha
la voz que el trueno ha forjado,
la Palabra del Misterio
en su cuerpo revelado.

Por mi Padre he sido enviado
a traerles la noticia,
a los pobres desolados
la Alianza de la justicia.

Libertad a los cautivos
y a los vencidos victoria,
consuelo a los afligidos
y a los que han muerto mi gloria.

Ofrece el año de gracia
el Señor Dios de la historia,
para renovar su casa
y manifestar su gloria.


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AMANECER EN TU LUZ POR LA MAÑANA...


Amanecer en tu luz por la mañana,
envuelto en la claridad de tu mirada,
cobijado en tus ojos, sentir que la alborada
me arroba en tu música temprana.

La luz se ha vuelto canto de pájaros de cielo
y entretejida de cipreses, de ligustros y de pinos
se torna perfume de rocío, de jazmines y de tilos
penetrando las raíces que se hunden en el suelo.

El mundo vuelto luz, vestigio de tu rostro iluminado,
resplandece de Amor su claridad y me subyuga,
están transidos de Amor el monte de algarrobos y la luna
y tus ojos verde nilo en las aguas del río reflejados.

Yo también me vuelvo río que surge de tu encanto
y corro entre las rocas por el valle, solitario,
el cielo me acompaña, los sauces me acarician cuando paso
y tus ojos, tus ojos siempre en lo profundo del agua reflejados.

La luz se ha vuelto río, colinas, bosques, prados,
la suavidad verde de un olivo y eucaliptos perfumados,
se ha hecho vuelo en las alas de las palomas y los patos,
simplicidad en los gorriones y en los canarios, canto.

Tu eres luz, Amor, la entraña misma de la vida,
la chispa del ardor que enciende las sonrisas,
el pálpito del corazón que se enamora sin medida
y el brillo de los ojos que resplandecen de luz cuando te miran.

Eres Tú la claridad, la fuente del Sol y las estrellas,
Tú el resplandor del aura de los santos,
Tú la santidad que en sus rostros se refleja,
eres Tú la sinfonía luminosa que me llena.



ÁRBOL DE NAVIDAD

Encendió un árbol su vida
y una noche tibia y santa
le regaló su alegría
con estrellas de oro y plata.

Los ángeles lo adornaron
con las plumas de sus alas,
las luciérnagas colgaron
farolitos en sus ramas.

Los pájaros le bordaron
unos nidos de esmeraldas
y las ardillas pensaron
llevar luces de esperanza.

La luna vistió la noche
como una fiesta de gala,
y armó una orquesta en el bosque
que dirigió una cigarra.

Todo fue en honor del niño
que iba a traernos su gracia
y en un pesebre de armiño
encendió su luz el alba.

Desde el árbol una estrella
el camino señalaba
y su luz era tan bella
que el bosque se engalanaba.

Muchos llegaron a verlo,
de rodillas lo adoraban,
le traen regalos de lejos:
oro, incienso, mirra, acacia.

María y José contemplan
en silencio, lo que pasa,
mientras un ángel en fiesta
los invita a la alabanza.

Y el niño Dios los bendice
mientras el cielo le canta
y los pastores le dicen
-¡Gloria a Dios, nuestra esperanza!


MUERTE INOCENTE (a los niños abortados)

Nadie puede matarte, Oh Dios, un hijo!
porque das la vida para siempre,
el concebido en tu Amor, tu luz enciende
y en la muerte se vuelve tu testigo.

Y son miles los que mueren cada día
proclamando en su sangre tu victoria,
los que se acunan al calor de tu memoria
como notas vivas de una melodía.

Como a tu Hijo, el mundo no los reconoce
y les niega la apariencia de esta tierra,
como el que a la luz cierra su puerta
y en su necedad se priva de sus goces.

Ellos son parte de la luz que irradia
el desborde de tu Amor y tu clemencia,
ellos cantan para siempre en tu presencia
purificados en la sangre que nos salva.

Ellos son ante tu trono intercesores
que imploran, para el mundo, tu misericordia,
instrumentos de paz y de tu gloria,
el rocío que nos cubre con tus dones.

Ellos son la victoria consumada
de un Amor más fuerte que la muerte,
de una Palabra irrevocable que convierte
la derrota de los hombres en gloria anticipada.

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UNA LUZ BRILLA EN LA NOCHE...

Una luz brilla en la noche,
su reflejo son tus ojos,
ojos que miran al mundo
con Amor y sin reproches.

Un luz hecha mirada
de Amor que pide respuesta,
la puerta del cielo abierta,
su gloria manifestada.

Una luz en las tinieblas
que ofrece un perdón sincero,
ojos y manos abiertas
de Jesús el carpintero.

Una luz hecha banquete
en las bodas del Cordero
que me ofrece su deleite
en jarras de vino nuevo.

Una luz hecha Palabra,
Camino, Verdad y Vida,
una luz hecha comida
para que pueda gustarla.

Una luz en mis oídos
que penetra el pensamiento,
que invade mis sentimientos
si la escucho complacido.

Luz que puede ser tocada
en el corazón que habita,
cuando siento que palpita
tu voz y puedo escucharla.

En la noche de los tiempos
una luz ya se ha encendido
y es el misterio escondido
hecho presente en el tiempo.


Y esta luz es la alegría
perfecta que no se acaba,
la que en Jesús se regala
y enciende en su Amor la Vida.




VENÍS EN LOS BRAZOS DE UNA MADRE VIRGEN...

Venís en los brazos de una madre virgen
que creyó en la promesa del encuentro,
que se abandonó en manos del misterio,
que creyó más allá de lo posible.

Estás sentado en el trono de sus brazos
reinando con un cetro hecho de olivo,
coronado de espinas como un lirio,
atravesado de Amor en tu costado.

Sus ojos de ternura no te aferran
ni en poseerte pone su cuidado
porque al concebirte te ha entregado
a la misión que tienes en la tierra.

Serás pastor y guía del rebaño
que perdió el camino de tu senda
y lo llevarás al Padre para que comprenda
que en el Amor del Hijo fue creado.

Ella sigue tus pasos desde cerca
en su corazón tu Palabra meditando,
en sus ojos tus actos contemplando,
va tejiendo la trama que te aferra.

Es una reina escondida en tu belleza,
el candelabro del templo que ilumina,
la lámpara de la llama siempre viva
que encendió en su alma tu grandeza.

Anunciación




SE HIZO LA LUZ EN EL ROSTRO DE UN ÁNGEL...

Se hizo la luz en el rostro de un ángel mensajero
y Gabriel vino a darte la noticia:
En el vientre de Israel la suave brisa
del Espíritu de Dios se hace misterio.

El resplandor y la imagen de su gloria
ha tomado para siempre carne humana,
ha decidido encarnar su Palabra soberana
y acampar para siempre en nuestra historia.

Y vos, María, encargada de darle la respuesta
no dudaste en el Sí que abrió la historia
a la salvación que vuelve Alianza la memoria
de la promesa que se cumple y se hace Iglesia.

Te preparó desde siempre el Dios de los profetas
para se el templo de la Alianza Nueva,
el Arca de la Ley que nos entrega
en el monte Sión que se recrea.

Tú eres el sí del Israel que espera,
la fe que no conoce condiciones,
la entrega al Amor sin restricciones,
el brote de la nueva primavera.

Tú eres la tierra de la que brota la justicia,
la zarza que se quema en su presencia,
el lucero que se enciende en su clemencia,
la primera que recibiste la noticia.

Fuiste a Isabel a anunciarle la esperanza,
a llevarle la Palabra en tus entrañas,
a colmarla del Espíritu y su gracia
en el que Juan exulta en Alabanza.

Bendita eres entre las mujeres,
bendito el fruto de tu vientre santo,
Tú has creído en su Palabra y en su manto
te envolvió la luz en la que crees.

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EXILIO

Ya no era el pueblo que pasaba hambre
el que en Egipto buscaba refugiarse,
era sólo una familia que trataba de salvarse
de las garras de la muerte y de sus fauces.

Una familia santa, pobre y peregrina
protegiendo en su seno al salvador,
la cuna que lo acogía con Amor
y detrás de una estrella se encamina.

Bajas a Egipto a liberar los que adoraban
al Sol de la verdad sin conocerlo,
como bajarás en la Pascua a los infiernos
para rescatar a los justos que esperaban.

Perseguido ya conoces el exilio
y al imperio del sol la luz le llevas,
te recibe el Nilo en primavera
y en sus orillas encuentras ya tu auxilio.

El Amor es tu única riqueza
y el trabajo tu pan de cada día,
las aguas te acunan en su melodía
y al Nilo lo bendice tu belleza.

Tres años de silencio que preparan tu regreso,
tus padres meditaban lo que acontecía,
el cumplimiento extraño de las profecías
y un éxodo nuevo en el desierto.

Un nuevo Moisés forja el destierro
que en el Gólgota su ley entregaría,
un nuevo Israel en la tierra prometida:
Jesús, José y María, de regreso.




MI ROSTRO SERÁ EL DE UN NIÑO...

Mi rostro será el de un niño
recostado en un establo,
en sus ojos Yo te hablo
y te muestro mi cariño.

Mi rostro se hará pequeño
como el niño que he entregado
y en el azul encarnado
de sus ojos, brilla un sueño.

Un sueño de Amor eterno
por el hombre que he creado
por el mundo que he forjado
con mi Palabra y mis dedos.

Mi niño trae en sus manos
espigas de trigo fresco,
pan de Amor será su cuerpo,
su sangre vino sagrado.

Su palabra será mía
sus gestos son mi cuidado,
Yo me entrego en su costado
como Espíritu de Vida.

Un niño envuelto en pañales
entre pastores sentado,
les diré que me he acordado
de su miseria y sus males.

Y el cielo abierto le canta,
los ángeles glorifican
al Hijo que concretiza
las promesas de mi Alianza.


Madre de la ternura

YO ESTOY BUSCANDO UN PESEBRE...


Yo estoy buscando un pesebre
¿Quién me dará un corazón?
Estará en Mi siempre alegre,
lo llenaré de mi Amor.

Quiero un pesebre sencillo,
humilde y con devoción.
Uno de brazos abiertos
con entrega e ilusión.

En él quiero recostarme
si me acoge con calor,
lo embriagaré de perfume
de santidad y de Amor.

Lo envolvería en un manto
de gracia y de bendición
y sentiría en mi pecho
el pálpito del Amor.

Un pesebre ando buscando
entre tanta confusión.
Estará lleno de estrellas
y brillará como el sol.

Si querés ser mi pesebre
el camino es la oración,
la apertura a mi Palabra
que te besa el corazón.

Un pesebre ando buscando
para llenarlo de Amor.
Ya no quiero más establos,
Yo quiero tu corazón.




AÑO NUEVO

Un año nuevo en el ciclo de la historia,
un año más en que el tiempo se derrama,
las horas en que la vida se devana,
los días que conserva la memoria.

Un año más para estar agradecido
por el don de la vida y de tu gracia,
por la misericordia que has tenido al derramarla,
abundante, sobre el jardín que has elegido.

Un año nuevo de esperanzas y caminos
que se abren en la trama de la historia
y encarnan, del Amor, la trayectoria
del hombre que creaste peregrino.

Un año de oportunidades que se acercan
para encarnar tu camino en nuestras vidas,
un año de esperanzas compartidas
para hacerte lugar en nuestra tierra.

Un año de bendiciones incesantes
derramadas como lluvia en primavera
en las que la vida nueva se recrea
en las gracias que regalas abundantes.

Un año nuevo, regalo inmerecido
de un Padre que nos mira esperanzado
en la fuerza de un Dios resucitado
que en su Espíritu me deja agradecido.




¿A QUIÉN HAN VISTO, PASTORES?

¿A quién han visto, pastores
que bajaba de los cielos?
- Al Rey de reyes sentado
en una cuna de incienso.

Al Señor de los señores
entre pañales envuelto
como un jazmín perfumado
en una noche de invierno.

Los ángeles le cantaban
la gloria que hay en el cielo.
Serafines lo adoraban
ardiendo de Amor sincero.

Las estrellas le brindaban
la luz que brota en su seno
y la luna señalaba
un sol envuelto en misterio.

La salvación anunciada,
el Mesías verdadero,
la fuente de toda gracia,
la luz de todo sendero.

De rodillas lo adoramos,
vengan ustedes a verlo
y postrados le entregamos
el corazón en un rezo.

Porque Él es nuestra alegría
hoy le canta el universo,
ante el altar del pesebre
en que se ofrece el incienso.

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BRILLA LA LUZ EN LA NOCHE... (1Jn 1,1-2,3)

Brilla la luz en la noche
y el Amor la manifiesta,
la luz de los corazones
que quieren reconocerla.

La que a los ángeles santos
en los cielos alimenta,
la que se enciende en el canto
de aquellos que la contemplan.

La luz se encendió en la carne
de una lámpara pequeña
que se llamaba María,
la Virgen de la promesa.

Nosotros que la hemos visto
no podemos no anunciarla,
la hemos tocado y oído,
no podemos ocultarla.

y esta luz es Jesucristo,
Verbo encarnado en la historia,
Vida, Verdad y Camino
para llegar a su gloria.

Esta es hoy nuestra alegría
y no podemos callarla,
es la promesa cumplida
y debemos proclamarla.

Es el perdón realizado
en una noche anunciada,
un mundo reconciliado,
una tierra restaurada.

Es el perdón que se ofrece
al que quiera recibirlo,
la gracia está en un pesebre
y el pesebre eres tú mismo.

Cristo en gloria


LA BELLEZA SE HIZO CARNE...

La belleza se hizo carne,
la armonía se hizo encuentro,
la paz llovió de los cielos
y una Virgen fue su madre.

La Trinidad toda santa
trocó en milagro su cuerpo,
se hizo sagrario del cielo
y Arca de la eterna Alianza.

El Espíritu de Vida
puso en ella su morada,
su faz quedó iluminada
y cumplió la profecía.

En un segundo el Misterio
por los siglos ocultado,
se hizo misterio encarnado
en el seno de su pueblo.

El Verbo se hizo Palabra
y se entretejió en el tiempo,
su voz se bajó del trueno
y se volvió voz humana.

Y es su voz la que proclama
el tiempo definitivo
porque su luz se ha encendido
y no se puede ocultarla.

La bendición se hace carne,
la gracia se hace mirada,
la salvación añorada,
unos ojos que se abren.

De sus manos fluye vida,
de su corazón el tiempo,
de su voz el alimento
del que sediento lo ansía.


Lleva una cruz en la frente
y una estrella la ilumina,
en su pecho hay una herida
de la que brota un torrente.

Y el torrente es agua viva,
Espíritu y fuego Santo,
Amor donado y el canto
del pueblo que se bautiza.






COMO GOTITAS DE CIELO...
(A los niños abortados)

Como gotitas de cielo
que se encienden en la noche,
como estrellitas de nácar
que bordan el horizonte.

Como gotas de rocío
sobre la hierba del monte,
como luciérnagas blancas
juguetonas en el bosque.

Como margaritas puras
a las que le falta el nombre
o como perlas preciosas
cosechadas en un cofre.

Son ellos las almas puras
que inocentes te responden
cuando con Amor las llamas
al cielo que las esconde.

Y brillan en tu presencia
como lámparas de bronce
que arden en Amor puro
para gloria de tu nombre.

Ellas cantan tu victoria
sobre el desamor del hombre,
ellas proclaman tu gloria
y en tu corazón se esconden.


Sagrada familia

SAGRADA FAMILIA


Desde la cuna unos brazos te cuidaban
te envolvían en pañales de ternura,
fueron tus padres el cariño y la dulzura,
la protección y el amor que se te daba.

fueron los brazos que te ofrecieron a los magos
que desde Oriente, con ansias, te buscaban
y representan los pueblos que esperaban
la salvación que agradecen con regalos.

Fueron sus brazos que el templo te llevaron
a iluminar con tu luz toda tiniebla,
a darle a Simeón la Buena Nueva
de la salvación que sus ojos contemplaron.

Una luz para iluminar los corazones,
para revelar los ocultos pensamientos,
luz que enciende nuestros sentimientos
y una espada en el alma que te acoge.

Esos brazos que te cuidan te salvaron
de la masacre que el enemigo preparaba,
mientras el sol de Egipto te esperaba
para sentirse, en tu presencia, perdonado.

Con ellos, a Jerusalén, peregrinabas
para celebrar la Pascua que nos salva
y descubriste que el templo era tu casa
y a los doctores, las Escrituras, explicabas.

Y fue en el templo que tus padres comprendieron
que el Padre una misión te encomendaba,
y en el desprendimiento sus corazón purificaban
cuando al Padre la prioridad le concedieron.

Camino a Nazareth volvés con ellos
para aprender el trabajo y la obediencia
el silencio, la humildad y la paciencia,
la simplicidad y el cariño que te dieron.


En Sabiduría y gracia ibas creciendo
y tus padres en tu destino meditaban,
los comentarios de la gente los maravillaban
y atesoraban su pensamiento en el silencio.

Mis ojos han visto las promesas anunciadas
cumplidas en la luz que viene de lo alto,
la hija de Sión prorrumpe en cantos
de agradecimiento y de alabanza.

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¿QUÉ LE LLEVAMOS AL NIÑO?

¿Qué le llevamos al niño?
¿Cuál será nuestro regalo?
¿Cómo mostrarle en los dones
el Amor con que lo amamos?

Le llevaré tulipanes,
un ramo grande, apretado,
tulipanes azul cielo
y rojo sangre encarnado.

Cosecharé rosas frescas
en un monte de granados,
blancas, rojas y amarillas
enhebradas en un canto.

Con violetas del sendero
le tejeremos un manto,
lo bordaremos en lino
y con flecos de geranio.

Lo envolveré de azucenas
y de flores de manzano,
con pañales de camelias
y una batita de nardo.

Le llevaremos un cofre
de cerezo y de castaño,
unos confites de almendra
y un sol acaramelado.

Un sonajero de estrellas,
una luna de topacio
y la cola de un cometa
en un cristal azulado.

Sembraré unos girasoles
que lo adoren extasiados
y a sus pies mazos de menta
con alelí entrelazado.


Ungiremos con olivo
su pecho, sus pies, sus manos,
con un collar de jacintos
y lirios color del lago.

En un colchón de azaleas
en amapolas bordado
con pétalos de jazmines
lo veremos recostado.

Al niño que está dormido
le llevaremos regalos,
yo llevaré tulipanes
que el cielo me ha regalado.


HAY UNA PERLA PRECIOSA...


Hay una perla preciosa
en una cuna escondida,
envuelta en paños de nácar
en el mar de mi alegría.

Por esa perla preciosa
yo todo lo dejaría:
pueblo, casa, padre, hermanos
por esa perla daría.

En esa perla hay un Reino
por el que pobre me haría,
un Reino de Amor perfecto
que muriendo se obtendría.

Esa perla tiene un nombre:
Jesús, hijo de María,
en Él se cumplen los sueños
de Israel las profecías.

Es el tesoro escondido
en el campo de la vida,
por el que perdiendo todo
comprándolo ganaría.

En el mar de mi esperanza
hay una perla escondida,
es Jesús, el Sol de soles
que ya se alumbra en María.

Él es la luz de mis noches,
el que ilumina mis días,
el que en su Espíritu Santo
es la fuerza que me guía.

En el mar de la confianza
una perla es ofrecida,
en la fe puedo encontrarla,
con Amor hacerla mía.


La perla que por salvarme
se volvió humilde y sencilla,
el Sol se encendió en los mares
y la luna en sus mejillas.

En el mar de la ternura
del corazón en que habita
una perla está desnuda
esperando que la vistan.

La envolveré con el alma
en la fe que ella suscita,
la cubriré de esperanza
con el lienzo de la vida.


NIÑO FRÁGIL

La fragilidad del universo en un pesebre;
el fragor de un volcán entre pañales;
escondida en sus ojos la furia de los mares
y el resplandor de la nieve entre sus dientes.

El canto de las estrellas en sus ojos, un balido
de corderito inocente y puro que enternece,
y al despertar, la aurora del mundo se estremece
porque escucha el palpitar de Dios en sus latidos.

Se ha escondido en lienzos de pergamino suave
la Palabra que da vida al hombre muerto,
un oasis de luz en el inhóspito desierto
donde se puede beber paz hasta saciarse.

El Espíritu que raudo entre las aguas primordiales
aleteaba arrancando del sino a las criaturas,
se esconde ahora en el aliento lleno de ternura
de un retoño frágil en los brazos de su madre.

El Verbo, que desde más allá del tiempo nos amaba
se hace historia de clamores y de sangre,
respuesta fiel, amor, pobreza, exilio y hambre
y al final una cruz apuñalando la montaña.

Al margen del poder de los que cuentan,
por vos y por mí Dios se ha hecho hombre
para ser El Señor de nuestra historia y en su Nombre
ofrecernos la verdad del Amor que nos libera.




BAUTISMO DEL SEÑOR

Con estupor las aguas lo contemplan:
el hijo del cielo sumergido en ellas,
atónitas, lo miran las estrellas
transmitiendo al torrente su pureza.

Bulle el Jordán, la multitud en fiesta
por el torrente que lava los pecados,
porque en el agua somos perdonados
y renacemos a una vida nueva.

Baja Jesús a las aguas primordiales
y las renueva como lluvia fresca,
llueve la Palabra, que el río se estremezca,
abiertas ya las fuentes iniciales.

Lava el agua y en la luz se purifica,
desciende el Sol y se sumerge en ella,
recuperan el brillo de su imagen bella
y un rayo de su luz las santifica.

Quema el fuego, en las aguas, los pecados
porque el Amor desciende como un río,
como torrente que el Jordán bravío
incendia en el fuego del Amado.

Una brasa divina que encendida,
desde antes del tiempo preparada,
quema las aguas pero no se apaga
y su calor y ardor les concedía.

El telón del cielo se desgarra
y la gracia de Dios se comunica,
el Espíritu en su fuego las bautiza
y anida su potencia entre las aguas.

Como el Domingo que cerró el diluvio,
una paloma anuncia el nuevo tiempo,
la que aleteando en los mares primigenios
desde el torrente vio nacer el mundo.

Habla en el trueno el Dios omnipotente
y manifiesta, del Hijo, su misterio:
Este es mi Hijo, el predilecto
Él es el Sol que surge del Oriente.

Él bautiza en Espíritu de fuego
al nuevo Adán que surge de las aguas,
una nueva creación ya se hace pascua
en el Hijo que a los hombres les entrego.

Estas son las aguas de la luz perfecta
la luz en que los hombres se renuevan
porque en la luz las almas se recrean
y se transforman en lámparas electas.

Porque el Sol que es Padre nos bendijo
con el Calor de su Espíritu divino
y en un torrente luminoso y cristalino
nos recrea en su Luz como a sus hijos.