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SÓLO TÚ Sólo Tú eres la fuente de la vida que brota desde el corazón del Universo, la llama que te enciendes en mis versos, el torrente de las aguas cristalinas. Sólo Tú, el alimento que perdura, el maná que el Padre nos ofrece, la dulzura de la miel que me estremece cuando entre mis labios derramas tu ternura. Sólo Tú eres la copa embriagadora, el vino de las bodas celestiales, la dulzura y la frescura angelicales, el zumo que enternece y enamora. Sólo Tú, la voz que desde adentro me llamas insistente al desierto solitario para hablarme de amor, para incendiarlo en la hoguera sublime del encuentro. Sólo Tú eres la mirada eterna, la misericordia derramándose a raudales, los ojos del Amor que en manantiales de gracia se abren a mi tierra. Sólo Tú, la hermosura incomparable, la belleza que encandila en su presencia, la pureza que ilumina mi indigencia cuando te contemplo, Señor, para alabarte.
RESURRECCIÓN (Jn. 20,11-18) Tu muerte fue como un puñal clavado que ahogó mis ilusiones, mi esperanza y mi futuro. Se estrellaron de repente contra el muro que, voraz, sin compasión y con crueldad te había tragado. Inútilmente mis ojos doloridos en llanto y sangre desgarrados, los que te vieron muerto y sepultado, te buscan ahora con gemidos. ¿Dónde te has ido, Maestro? ¿Dónde te han llevado? pregunto sin respuesta al hortelano que contemplo, ciego de dolor, desconsolado. Nunca más veré tus ojos buenos, ya no sentiré los latidos de tu pecho abrirse en compasión al corazón desecho que tu misericordia suplica desde el suelo. ¡Dime dónde te han llevado, amado! que en la llaga de tu corazón hundiste el mío y me has dejado prisionero y sin sentido. Te busco sin hallarte y estoy enamorado. Y en ese instante, como un rayo y justamente cuando la muerte me sumergía en el abismo corriste el velo del cielo encapotado y a Ti mismo te vi resplandecer como una aurora ardiente. Eran ahora lágrimas de amor y desconcierto las que brotaban de mis ojos extasiados, el pecho se ensanchaba; los ojos empapados te contemplaban sin poder creerlo: ¡No estás muerto! En el Tabor lo habían pregustado. Es cierto, lo habías dicho mientras los cielos se abrían y la gloria del Padre cubría al Hijo amado. Arrojado a tus pies beso tus manos, siento la miel de tus llagas en los labios y quisiera quedarme allí, anonadado, derramándome en lágrimas sobre tu costado. Corre delante de mis ojos el pasado que llevaste a la cruz del abandono cuando con tu mirada dijiste: te perdono y cubriste con tu sangre mis pecados. Y ahora nuevamente estás aquí, hermoso como un lirio perfumado y cual agua viva, desde tu corazón atravesado tu belleza se derrama sobre mí. Escucho, con la voz más dulce que me hubiese imaginado: Vuelvo al Padre, pero te dejo el Amor como regalo, te espero pronto, ya no me toques, he resucitado, tú lo has visto, ve a decirlo a mis hermanos.
ABRO MI VIDA A TU PRESENCIA En esta mañana que haces nueva con tu presencia embriagadora y exaltante abro mi desierto a tu camino y tu semblante despliega ante mis ojos la luz de tu belleza. Abro mis oídos a tu palabra sanadora que recorre como un bálsamo mi mente y mis sentidos repletando y renovando desde adentro con gemidos de tu Santo Espíritu que reza y enamora. Abro mis manos a tus dedos suaves que me invitan a seguir tu paso firme por el camino que tus huellas dejan al abrirme el horizonte luminoso que revelas al mírame. Siento el perfume de tu presencia embriagadora, la fragancia de tu Amor resucitado. El aroma del nardo y el lirio has opacado con el Espíritu que surge de tu aurora. Siento el gusto de las cosas que te agradan; el sabor de tus palabras en mi boca cuando rezo, cuando la música que enciendes en mi pecho estalla en el canto que proclama tu alabanza. Abro mi mente a tu sabiduría para que penetre en el fondo de mi nada, para contemplar en la profundidad de tu mirada el sentido de mis horas y mis días.
TUYOS SON SEÑOR LOS TALENTOS... Tuyos son Señor los talentos que me diste, tuya la inteligencia, tuyo el corazón, tuya es el alma, la alegría, el gozo, la paz, la mansedumbre y la esperanza de entregarte desde ahora y para siempre la obra que quisiste. Tuyo es el caminar, el camino, los pasos y mi aliento, tuyas son la fuerza y el cansancio, tuyo el oasis y el sierto, el horizonte ilimitado, la lejanía, el viento, tuya la paciencia para recorrer cada día la distancia queme separa de tu templo. Tuya es la fe que se vuelve presencia cierta en el misterio y que en la oscuridad amorosa de tu lámpara me envuelve, la que te hace presente en las ausencias para que recuerde que tu Palabra no defrauda cuando me cuesta comprender lo cierto. Y es tuyo el amor que respiro en el aliento de vida que me envuelve cuando besas el corazón con la suavidad de la dulzura que me hiere en el que te haces herida de presencia ausente que me duele cuando experimento la distancia que me separa de Ti y que sólo se supera con la muerte. Tuyo es el deseo, el suspiro, el anhelo y la ilusión de contenerte que en esta vasija de barro pobre, frágil, inadecuado y carente que sin embargo se intuye creado para Ti y pensado desde siempre como morada de tu Amor, solaz de tu reposo, aroma de tu mente. Tuya es mi nada, tuyo es mi tiempo, la eternidad, mi suerte, Porque tuyo es mi Amor, el que me entregaste para consumar mi muerte Porque muerto vivo en Ti y sin ti me muero para siempre Y porque ya no poseo sino el deseo de Ti que me regalaste al conocerte.
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ABRO MI CORAZÓN A LA ALABANZA Abro mi corazón a la alabanza y estreno en tu querer un nuevo día, tu presencia me llena de alegría, tu Palabra me invita a la esperanza. Y si pongo en tus manos mi confianza, pues sé que no defraudas mi osadía, en alabarte encuentro mi alegría, en adorarte vida en abundancia. Por eso quiero ser un canto nuevo, alabanza de Amor en tus oídos, y contemplando el Rostro en el que espero ser un salmo y decirte que te quiero desde el fondo del alma y con gemidos, cantarte, mi Señor, mi amor primero.
AGUA DE VIDA Queremos beber del agua de la Vida, del cáliz de tu Amor, Señor y en tu pasión sumergir toda nuestra existencia y convertirnos así en heraldos de tu Amor. Danos, Señor, agua de vida Eterna para ya nunca volver a tener sed. Sed de infinito, sed que no la apaga más que tu Palabra que de vida fuente es. Dánosla Señor y nos convertiremos en manantiales que al mundo entregaran para el hombre la autentica comida que del Padre es el hacer su voluntad.
A LOS SUFRIMIENTOS DEL SIERVO DE YAHVEH Fueron los latigazos que tu cuerpo hirieron los que a los hombres sin pausa han castigado, los azotes aquellos que tu carne abrieron gritos de dolor al mundo han arrancado. Fue el flagelo del Adán envilecido por la ceguera, fruto del pecado, el que incesante en tu rostro ya extenuado surcos abre cual arado corrompido. Y sin embargo no brota en Ti un quejido; como manso cordero trasquilado, como cordero sin culpa eres llevado al altar que sobre el mundo se ha erigido. El silencio del "Pobre" has asumido y al Padre totalmente has entregado en acto de obediencia inusitado la misión que por Amor aquí has cumplido. Al que con saña te maltrata has perdonado, al ignorante pecador has redimido, y al mundo que por Ti se ha arrepentido a la casa del Padre, en la Pasión, Tú lo has llevado.
REPOSO En ti mi corazón ha podido reposar el cansancio de su carrera enloquecida. Fuiste refugio acogedor que permitía abandonar el vacío de mi soledad. Contigo mi palabra frágil con confianza se perdía en la serenidad de un horizonte milagroso que acariciaba el pulso tenue y tembloroso del corazón que buscaba un poco de alegría. Por ti podré soñar un día nuevo y luminoso en el que amanecer se transforme en la osadía de atreverme a amar mirándote a los ojos. Sin ti mi sentimiento perderá su gozo, será un desierto el jardín fragante por el que corría y no habrá mar que reciba mi llanto doloroso.
CAMINABA POR LA PLAYA Caminaba por la playa en la soledad del anochecer. Silenciadas ya las voces nos quedamos solos. Yo te pedía más y quise un signo de tu amor. De repente elevé la vista al cielo y una voz desde dentro me decía: ¿Qué amante ha regalado alguna vez a su amor joyas tan hermosas y en tanta cantidad como las estrellas que estás contemplando? Te las he entregado y no te diste cuenta. Dime, ¿qué amante pudo alguna vez componer una sinfonía mayor que la que están ejecutando para vos las olas, la marea, el viento, los grillos, las ranas y toda la maravilla que te envuelve. Una maravilla continua que quiere penetrar en tus sentidos y traerte hasta Mi. ¿Qué amante pudo alguna vez envolver tu cuerpo, encender tus sensaciones y refrescarte como el viento del océano lo hace en este anochecer único en tu vida? ... Se me acabaron las palabras. Sólo una lagrima fue mi respuesta agradecida; y seguí sumergido en tu misterio.
SER PEREGRINO Me sacaste de la nada eternamente y uniste a tu vida mi destino, abriste mis ojos un día para verte. Yo seré los pasos, Tu el camino. Rozaste mi lira con tus dedos y arrancaste la música sonora desde las entrañas de mis miedos. Yo seré laúd y Tú las notas. Remontaste mis alas a los cielos, me envolviste en el soplo de tu aliento embistiendo, de pronto, mis anhelos. Yo seré las gaviotas y Tu el viento. Henchiste el velamen de mi bajel bravío con ráfagas de ilusiones admirables que rizaban las olas contra tu navío. Yo seré la pasión y Tu los mares. Abriste la tarde ensangrentada ante mis ojos embebidos del ocaso; maravillados en la luz de tu alborada. Tu serás horizonte, yo mirada. Salpicaste mis noches de infinito y con la luz de las estrellas me envolviste de silencio, de ternura y de tu amor bendito. Yo seré la admiración y Tu el eclipse. Buscador de eternidades me creaste y me entregaste los caminos de la tierra en la que tus huellas me dejaste. Yo seré peregrino, Tu mi meta.
TU PALABRA Una noche fresca Un susurro de cigarras el canto de unos grillos: Tu Palabra. Unas nubes cansinas de luna trasnochada, el croar de las ranas: Tu Palabra. La mirada de un búho, la tierra sosegada, el húmedo rocío: Tu Palabra. Los perros a lo lejos, un motor en marcha, las estrellas borrosas: Tu Palabra. Tu voz en mis oídos, las horas pasan, serena mis sentidos: Tu Palabra. Ya la noche me envuelve, Tú me hablas, la soledad sonora: Tu Palabra. Mis ojos ya se cierran, todo calla, permanece a mi lado: Tu Palabra.
SENOR: ¡QUE VEA! Señor: ¡Que vea! Te dijeron aquellos labios secos de un ciego que al costado del camino gritaba impetrando a tu poder divino que arranque la vida de sus ojos muertos. Hágase la luz dijiste y fue la vida que palpita; tocaste con el barro del principio al hombre inacabado y estalló tu gloria que iluminó la ceguera del pecado que oprime el alma enceguecida en la que habita. Dame de beber: pidió la mujer en el pozo del pasado a Ti nuevo Jacob que abrevas las ansias del corazón sediento de las aguas que al principio crearas con tu aliento y ahora son Palabra que brota como fuente en tu costado. Transfórmame en fuente de agua viva para el mundo, que surja de mi pecho abierto por el toque de tu mano el manantial de vida eterna que lava los pecados. Quiero ser río en tu Palabra, Amor profundo. Danos de comer, fue el clamor de multitudes que admirando tus palabras y tus signos junto al lago o al costado del camino reclamaban tu pan, tu sanación y tus virtudes. Tu luz, tu pan, tu cáliz, tu Palabra, tu Espíritu de paz, sus siete dones, su fuerza y sus carismas para que desborde el río de agua viva que nos salva.
BÚSQUEDA Pienso en ti y tan solo me acompaña el violonchelo de una cigarra vagabunda. Te busco sin saberlo respirando tu recuerdo en el húmedo misterio de la bruma. El ronroneo de un río solitario rompe el silencio de mi noche oscura y mientras me sumerjo en el lago profundo de mis sentimientos encontrados y mis dudas te sigo buscando con mis pensamientos más allá de la distancia que me esconde tu figura.
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| PRESENCIA Qué dulce tu presencia Señor! que se desliza en el vuelo de las aves que de tu suavidad toman su gracia. Que suave tu presencia en la brisa que acaricia los pinos, que lleva sus plegarías a lo alto, que canta entre sus ramas con tu canto. Que fresca tu presencia en el aroma de la tierra mojada por la lluvia cercana, fragancia de la hierba perfumada. Profunda es tu presencia Señor de las mareas en el vaivén de las olas cansadas. Tu palpitar se escucha en el pecho del mar sobre la arena. Qué sutil el brillo de tus ojos relampagueando en un océano de estrellas, alumbrando las noches, encendiendo cometas.
EL NAUFRAGIO DE PABLO Naufragar en tus brazos, Señor mío liberados ya de tantas cosas vanas. Nadar hacia tu encuentro sin respiro para hallar en tu presencia paz y calma. Bendito el huracán, benditos vientos que mostraron cuanto lastre había en mi vida; benditas esas olas y ese miedo que me hicieron lanzar cadenas que oprimían. ¡Cuántas cosas que falsa seguridad me prometían! brújulas sin norte y mapas sin destino; aparejos para izar velas raídas, pesada era la carga, profundo el desatino. En lugar de la fe, cargue mi orgullo, en lugar de esperanza, mis proyectos; cambié tu Palabra por conjuros y al puesto de tu Amor, vanos afectos. En lugar de tu Palabra, muchas biblias. Tu ciencia reemplacé por tantos libros, intenté poner tu providencia en mis bolsillos y cambié tu brazo protector por mis amigos. Y fue necesaria la noche, el viento, el frío para que tu voz tronara clara y fuerte: arroja todo al mar amigo mío: Yo seré tu solaz, tu bien, tu suerte. No busques nada más, mis manos bastan, carga tus bodegas con mi vino; arroja ya el alimento que no sacia, toma mi mano, Soy camino.
PERDÓN Escapa mi pensamiento a tu presencia, quiero contemplar tus ojos buenos, báñame con tu mirada y hazme nuevo límpiame de mi pecado en tu clemencia. Cuando vagaba, de soledad acompañado, queriendo llenar el vacío de tu ausencia, fueron amores pasajeros de inclemencia los que ahondaron mi sufrimiento y mi pecado. Ahora solo te contemplo, sereno, anonadado, a tus pies, sin poder decir palabra, con mis manos vacías, mi pecho atormentado buscando en los tuyos mis ojos anegados, el consuelo, la paz, la mansedumbre y la mirada de amor que los redima al sentirse perdonados.
ALABARTE Alabarte es elevar desde la entraña de mi alma la súplica confiada de mi aliento; es trascenderme al cielo en un lamento que desde lo profundo te reclama. Alabanza es ese rió que recorre apresurado, por las venas, el último recodo de mi cuerpo, el torbellino que logra redimir lo muerto, el bálsamo celeste del atormentado. Alabanza es expresión de lo inefable, el susurro de las cosas que se callan, el fluir del espíritu sin decir palabras, una música de brillo incomparable. Es superar los sentidos que me oprimen y liberar la razón de la cárcel en que anida, desmadejar los sueños sin medida, y exhalar los sentimientos profundos que redimen. Alabarte es volar hasta tu encanto plenamente, perderme en la marea de tu vida, extasiarme entre tus brazos y ese día acariciar la eternidad de tu mirada dulcemente.
MIRARTE A LOS OJOS Mirarte a los ojos y decir: te quiero desaparecer flotando en tu mirada, perderme para siempre en la alborada que tus pupilas abren a mi cielo. Desplegar mi alma en tu sonrisa como las gaviotas al cruzar el cielo; encontrar en tu horizonte mi consuelo y confundirme entre tu aliento con la brisa Buscando entre las estrellas quietas las luces silenciosas de tus ojos elevo mi espíritu a los soles rojos que entibian el lecho frío de un cometa. Y desaparezco para siempre en la infinita profundidad de tu misterio, con el mundo de sueños y esperanzas que supiste encender en el segundo en que tocaste con tus dedos mi corazón al darle vida.
TÚ SEÑOR Tú Señor que quebrantas la dureza de los fuertes y suavizas con tu aliento la firme roca de granito; Tú que escuchas el sórdido gemido y ese grito que desde el corazón abatido surge al verte. Tú que alivias las heridas que el pasado ha sepultado en lo profundo de los hombres y arrancas las raíces del pecado que sin nombre sigue lastimando desde adentro a los esclavos. Tú que alumbras los rincones oscuros de mi vida refrescando con tu brisa nueva la memoria de la traición, del desamor y de la historia de dolor que no me atrevo a contemplar en tus pupilas. Tú que recreas mi camino y lo haces nuevo entretejiendo tu gracia en la trama de mis días sin dejar por un instante de sostener la travesía de libertad, de sueños, de utopías y desvelos. Recibe la ofrenda de mi corazón que humildemente embriaga sus horas con tu Espíritu Divino, ilumina mi mente para que siga tu camino y ensancha mi alma para que te alabe eternamente.
JESÚS ESPOSO DEL ALMA | |
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