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PARA EL AMOR CREADO Para el Amor creado, peregrino de la luz y las estrellas, caminante del desierto y de la estepa, viento del amor ilusionado. Aliento de la creación en pena, suspiro del desierto de la ausencia, buscador del infinito y la impotencia de soñar el cielo ya en la tierra. El hombre, la grandeza de tus sueños, el soplo enamorado de tu aliento, la llamarada fugaz de tu amor y pensamiento, la búsqueda apasionada de lo eterno. Creado para Ti, sin Ti es lamento, formado a tu imagen es boceto de la obra maestra que tu Verbo desde la eternidad plasmó en el tiempo. Suspiro de un Amor desterrado de tu pecho, anhelo de totalidad en el fragmento, chispa del incendio de tus sentimientos, pálpito del corazón del universo.
ME ENAMORÉ DE TU AUSENCIA... Me enamoré de tu ausencia omnipresente y llegué a ser un buscador del infinito, rastreando tus huellas me transformé en un mito, en una parábola viviente de un amor que quiere verte. Y sin embargo los ojos no me alcanzan para ver los tuyos reflejados en el lago pues sólo las pupilas del alma, en arrebato enamorado llegan a contemplar las tuyas en mi alma. Escondido, entretejiéndote en las horas que devana el día, coloreas cada minuto de mi tiempo, eres la trama de mi caminar y mi sustento, la dulce ausencia que mi soledad ansía. Tan intangible como el espejismo de mis sueños, tan inabarcable como la profundidad del universo, tan alto como las montañas que tocan el cielo y tan profundo como el silencio en una noche de invierno. Tan callado que tu silencio grita en mis adentros, tan suave que seduces, tan íntimo y secreto, tan delicado, acogedor, tierno y austero que me enamoran sin palabras tu voz y el viento. Presente en cada ausencia y ausente en tu presencia acogedora ¿Será acaso tu ausencia la que me enamora y la que enciende mi caminar en tu presencia?
VIVES SEÑOR EN EL SOL... Vives, Señor, en el Sol que filtra el cristal de mi ventana, en el canto del pájaro temprano y en el vuelo distraído de las gaviotas que enhebran en sus alas un cielo dormido que despierta acariciado por tu mano en la luz de la mañana. Llegas en el rumor de los motores que llaman al trabajo la ciudad cercana, en las madres y en sus niños, en las bicicletas y el paisaje colorido de un mundo empapado de luz, de vida nueva y amor en el latido del corazón de las masas que se levantan anhelando tu presencia soberana. Entretejido en mil rostros, manifestándote en los ojos de una anciana, eres voz en el pregón de un canillita y esplendor en un lapacho florecido, la señora barriendo la vereda de su casa, la abuela arreglando su cama, la locura que despierta la avenida, el semáforo, los pasos, las manzanas que lustra el verdulero, los buenos días de un mate compartido y tu sonrisa detrás de la cortina de un almacén que se levanta.
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SI POR SALIR TRAS DE TI... Si por salir detrás de ti quedé vacío enajenado de mi ser y de mis nadas sigo rastreando por el mundo tus pisadas, corro hasta alcanzarte, Amor, pues me has herido. No llena el corazón lo que he querido y desaparece todo ante el fulgor de tu mirada, vuela hacia tu encuentro mi alma enamorada y el ansia de perderme en Ti se hace gemido. Ya nada me puede detener si he comprendido cuando contemplé tus ojos en la noche iluminada que la vida solo es vida en Ti y en Ti perdido quiero encontrarme definitivamente confundido en el Amor que desde tu pecho se derrama y cautivándome, en tu corazón, me ha sumergido.
VUELA EL ALMA HACIA TI... Vuela el alma hacia Ti en sus ojos extasiados, sostenida en el aire de tu mirada pura, atraída y capturada en la ternura con la que en la noche la has enamorado. Planeando en el sentimiento de las horas suaves cuando reposaba su cansancio en tu figura, cuando deshaciendo su amor en tu hermosura se volvió belleza en las alas de las aves. Cielo de suavidad de paz iluminado que venciste la tiniebla de la noche fecunda en la que tu amor se hizo pobreza y soledad profunda engendrándola ilusión de un pecho apasionado. Suspendido en la sensación de tu presencia cierta, más allá del bullicio de las ciudades y su encanto, más allá del horizonte del mundo entero me levanto atraído y despojado supero la noche de tu ausencia. Y si tu inmensidad absorbe las ansias de mis sueños... y si perdiéndome te encuentro y olvidándome tu aliento exhala mi nombre pronunciado en el Tuyo, sin saberlo fundiéndome en el soplo de tu Espíritu me pierdo.
EN LOS ACANTILADOS En los acantilados a cuyos pies las olas se revientan, estaba, enamorado, contemplando en el horizonte tu presencia. Testigos silenciosos y callados acompañando mi búsqueda sincera, guardianes de la costa, acorazados, contemplábamos una tarde serena. La mirada perdiéndose a lo lejos, sin cuidado, allí donde el cielo se besa con la tierra, volviéndose deseo de amor pacificado, exhalado en suspiros de sales y de arena. Como si se respirase tu figura pura, tu herencia en el perfume de las olas vivas, como si se acariciase tu ternura en la tenue luz que me envolvía. El ritmo de las olas se volvió lamento, perenne palpitar de un corazón herido, herido de Ti, de tu amor y de tu olvido, herido de tu ausencia, de tus besos, de tu aliento. Y continuaba el mar llamándote en las olas cansadas... y entregaban al cielo las gaviotas su lamento; es que era la tarde entera que conmigo te cantaba y adelantando la noche preparaba el encuentro. El tiempo se detenía llegando ya el momento en el que la marea de tu amor mis playas inundara, anegando en Ti mis sentimientos, la arena de tu vida se empapaba. Océano y arena devorando el tiempo, unidos en el abrazo que coronó la espera, los dos ensimismados, los dos en el abismo de un encuentro que la mañana despertará dormido en la marea.
MÁS INTERIOR... Más interior que mí mismo, más alto que la misma altura, hermoso más que la hermosura, más profundo que un abismo. Pacífico como el canto de un lago que en la mañana despierta su voz temprana y la extiende como un manto. Más luminoso que un sol que se extiende soberano y en el cetro de su mano ha derrotado el dolor. Más que la luna, tu paz se extiende en los corazones llegando hasta los rincones escondidos de tu faz. Más fuerte que las montañas tu voz forjada en un trueno cuando suena desde el cielo y estremece las entrañas. Más fecundo que la lluvia fecundando los sembrados reverdeciendo los prados y aliviando su penuria.
ALLÍ EN EL FONDO... Allí en el fondo del alma enamorada en las profundidades del abismo que cavó tu ciencia, donde las olas encrespadas no pueden turbar la paz serena, allí, en el límite de mi mismo: tu presencia. Allí en la fuente del agua cristalina y pura en la que bebe mi amor tu inteligencia, en el abismo de mi soledad oscura brilla una luz que me ilumina: tu presencia. En el mismo corazón de mis ansias y deseos en que la vida divina se vuelve transparencia, donde la eternidad cercana se toca con los dedos, allí donde el espacio se redujo a un punto: tu presencia. En el lugar del reposo del Amor peregrino que gustó en la misericordia tu clemencia, cuando ya cansado se entrega al final de su camino en los brazos que le acogen amorosos: tu presencia. Más allá de toda oscuridad, tu luz, más allá de la agitación y la lucha, tu paz intensa; cuando al atardecer desciendo a mis adentros y buscando en tus ojos el reflejo de los míos contemplo simplemente tu presencia.
TUYOS SON SEÑOR LOS TALENTOS... Tuyos son Señor los talentos que me diste. tuya la inteligencia, tuyo el corazón, tuya es el alma, la alegría, el gozo, la paz, la mansedumbre y la esperanza de entregarte desde ahora y para siempre la obra que quisiste. Tuyo es el caminar, el camino, los pasos y mi aliento, tuyas son la fuerza y el cansancio, tuyo el oasis y el desierto, el horizonte ilimitado, la lejanía, el viento, tuya la paciencia para recorrer cada día la distancia que me separa de tu templo. Tuya es la fe que se vuelve presencia cierta en el misterio y que en la oscuridad amorosa de tu lámpara me envuelve, la que te hace presente en las ausencias para que recuerde que tu Palabra no defrauda cuando me cuesta comprender lo cierto. Y es tuyo el amor que respiro en el aliento de vida que me envuelve cuando besas el corazón con la suavidad de la dulzura que me hiere en el que te haces herida de presencia ausente que me duele cuando experimento la distancia que me separa de Ti y que sólo se supera con la muerte. Tuyo es el deseo, el suspiro, el anhelo y la ilusión de contenerte que en esta vasija de barro pobre, frágil, inadecuado y carente que sin embargo se intuye creado para Ti y pensado desde siempre como morada de tu Amor, solaz de tu reposo, aroma de tu mente. Tuya es mi nada, tuyo es mi tiempo, la eternidad, mi suerte, Porque tuyo es mi Amor, el que me entregaste para consumar mi muerte Porque muerto vivo en Ti y sin ti me muero para siempre Y porque ya no poseo sino el deseo de Ti que me regalaste al conocerte.
SI OPACO SE QUEDÓ EL SOL... Si opaco se quedó el sol en su hermosura y sus rayos palidecieron de repente, fue porque la belleza de tu rostro inmensamente todo lo llenó en un instante de ternura. Si la reina del cielo perdió su luz en una noche oscura y se desvaneció para siempre su encanto y su figura fue porque tu belleza y tus ojos iluminaron la dulzura de una noche serena en la que en tus brazos se adormeció la luna. El resplandor de tu gloria invadía el mágico universo penetrando y revelando la entraña de las cosas y la historia, purificando en colores de esperanza la memoria que en nostalgia de luz y de cielo está muriendo. Resplandece la Jerusalén de sabios y profetas, brillan como estrellas los ojos que apagaron sus ansias en tu fuego, se encienden como antorchas enjoyadas atravesando el velo que ocultaba la resurrección de la luz de las almas bellas. Tu serás todo en todo y el universo embellecido penetrado de gracia y preñado de Espíritu Divino, la creación resucitada, la embriagadora fragancia de tu vino que emborrachado de vida, en banquete de bodas al Padre es ofrecido. Ha estallado la luz de la mañana nueva y el dolor es absorbido para siempre en la victoria de un Amor crucificado que ha estallado en gloria en la Alabanza sin fin de los hijos de la nueva Eva.
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| CORAZON DE JESÚS Fuente de vida inagotable, ebullición ardiente de amor tierno, cobijo acogedor en el invierno en el que el frío del alma se hace insoportable. Remanso de serenidad y paz durable en el que la ansiedad encuentra su reposo, abrazo de la dulzura del Esposo que transforma la inquietud en brisa amable. Pozo de hondura del Amor primero atravesado por una herida de dolor y espinas, pagado con la ingratitud y el olvido que lastima y que ofrece, sin embargo la vida con su fuego. Corazón de Jesús, corazón manso, eucaristía inagotable que te entregas y en el altar cada mañana te haces mesa del Reino ya presente y en misterio realizado.
CORAZONES QUE REPICAN... Corazones que repican mi amor al viento, Suspiros de una mañana enamorada y tierna, Alba de sentimientos frescos que despiertan Para cantar las laudes de tu honor eterno. Latidos de un palpitar de rezos ciertos, voces de un coro celestial que al aire vuela, la música del corazón que canta y reza al despertar del sueño de la noche de los muertos. Suspiros de bronce que al amor invitan a las aves que despiertan a su vuelo; toques del encanto de la tierra que abre al cielo su corazón y sus entrañas que palpitan. Así mi pecho quiere ser el eco de ese encanto que el universo y la naturaleza hoy te ofrecen, armonía de la mañana en que las sombras palidecen y para siempre el vuelo del Amor sepulta el llanto. Domingo y Pascua de resurrección y vida es el grito de las piedras, de las montañas, del naranjo y de mi corazón que se abre en dulce canto para ofrecerte su voz, su oración y su alegría.
SAGRADO CORAZÓN Arde en tus manos el palpitar de un corazón herido que ofrece al peregrino que camina hacia el ocaso herido de amor, herido de olvido y de fracaso, la clave de la vida y del sentido. Arde en tus ojos la pasión por salvar al hombre del engaño, el fuego primordial que quema en el amor purificado, la mirada que traspasa como espada afilada el corazón humano cauterizando la herida que tu ausencia prolongada ha provocado. En tus labios la palabra de los profetas es un silencio serenado, el clamor de salvación, la dulzura de tus labios. La armonía de tu rostro el horizonte enamorado, la paz de tu mirada, el solaz del peregrino ilusionado. Basta contemplarte para descubrir la belleza del Amado dejarse enamorar para comenzar a arder apasionado, desearte para conocer la saciedad del manantial de tu costado, adorarte para perderse eternamente en la ternura de tus brazos.
APARICIÓN DEL RESUCITADO El día en que besé tus manos, besé la puerta que me lleva al cielo. Tus llagas sanadoras, tu piel, tus dedos; de rodillas, las lágrimas, tu bendición, tus brazos. Estabas ahí, vivo, resucitado, blanco como la espuma del mar; bello como las flores de azahar, eternamente joven, como hierba de un prado. Mi clamor fue simple y contenido. Te necesito dije, balbuciendo, entre gemidos; te necesito como una vasija vacía el contenido, necesito tu amor, tu abrazo, tu corazón herido. Tus manos fueron todo en esa mañana de resurrección y vida; tomaste las mías y me levantaste en la alegría de contemplar en tus ojos el torrente de vida que en tu corazón ardía.
PEREGRINO Si la dulzura de tus besos basta para caminar por el desierto milenario, si para continuar mi senda solitario es la miel de tus labios que me sacia. Si para caminar mi camino es necesario no perder de vista tus pisadas manteniendo fija la mirada en las huellas que tu Amor me va dejando. El mundo y lo que ofrece tengo en nada con tal de alcanzar la meta de tus brazos que cautivaron mi vida en un abrazo y desvelaron la meta de mis ansias.
CAMINO El sol a través de mis párpados cerrados, el batir silencioso de unas alas suaves, el graznido de gaviotas, el canto de las aves, las olas embistiendo los acantilados. El rumor persistente del océano a mi lado susurra tu nombre insistente y grave; la arena humedecida, la sal en el aire que de tu presencia me ha impregnado. Camino entre la espuma, mis píes mojados en la frescura de la marea que me invade; el viento me envuelve y escucho tu llamado. Las voces de los hombres y los niños han callado y en esta sinfonía, los cielos y los mares me dicen que estás vivo, que estás resucitado.
MIRÉ TUS OJOS Miré tus ojos y quedé pasmado sentí como una flecha que horadaba desde la profundidad de tu mirada mi vida y era mi corazón atravesado. Miré tus ojos y me sentí mirado; tomaste mis entrañas y mi nada cuando dejaste a mi alma enamorada beber del manantial de tu costado. Miré tus ojos y quedé prendado de tu Palabra que es música callada elevando mi pecho ilusionado hasta la altura del tuyo traspasado. Resplandecías como estrellas incendiadas y me fundiste en tu Amor resucitado.
Y YO SERÉ ALABANZA ¿Puede acaso el hombre mirarte y no quedar cautivo en la profundidad abismal de tu mirada? ¿Puede acaso el alma que te busca enamorada escapar de la cárcel de tus ojos vivos? ¿Podrá acaso la luz sutil de tus pupilas ciertas no quedar grabada en las mías si te encuentro? ¿Podré no incendiarme en el fuego de tu firmamento cuando los rayos de tus ojos golpeen a mi puerta? Nadie puede ver tu rostro, Jesús, y seguir vivo; nadie contemplar tu gloria y no caer muerto. Incendia, te suplico, la paja de mi huerto. ¡Quémame de una vez en tu gracia y llévame contigo! Por qué esperar si el tiempo es agonía que no pasa y las horas del exilio la espera interminable de tus bienes. Por qué me besas y huyendo me lastimas y me hieres dejándome en el destierro y tan lejos de tu casa. ¡Penetra de una vez mi nada en el abrazo de la historia y fúndeme en el beso del encuentro inusitado! Toma de una vez mi vida y mi corazón enamorado; mira mi soledad que por Ti clama y acógeme en tu gloria. Allí seremos uno, más allá del tiempo y del espacio. El brillo de tu rostro será vida para siempre, tus ojos quemarán los míos como fuego ardiente y yo seré la alabanza de tu gloria y de tu encanto.
VINO DE DIOS Hoy te entrego, mi amigo, el mejor vino, la savia de la vida que no muere, la Palabra eterna que te quiere revelar mis secretos y camino. Hoy abro mis bodegas a tus labios para emborracharte del amor divino sumergiendo en mi sangre tu destino, regalándote el misterio de los sabios. Beberás de mi copa hasta saciarte de la belleza plena de mi rostro cuando te haga capaz de enamorarte mirándote a los ojos sin hablarte, embriagándote el fuego de aquel mosto que mi pecho te ofrece para amarte.
NO MÁS PALABRAS Me faltan las palabras para decir: te quiero; lo repito sin pausa y no me alcanza, es poco ya el gozo y la alabanza, te contemplo y vuelo hacia tu encuentro. Tú me regalas palabras siempre nuevas, gemidos y susurros siempre frescos, esas melodías que compones con tu aliento que enternece mi pecho y me renuevan. Pero cuando estoy contigo no me basta: gemidos, cantos, lenguas; el silencio me permite mirarte solamente y te contemplo yéndome hacia Ti con la mirada. Quiero decirte algo y ya no puedo; las palabras sobran, interrumpen, me desgarran. Sólo tu presencia, tu visita, tu mirada; sólo estar ahí brindándote mi nada. Llénala con tu aliento, tómala y llévala contigo ya que me has hecho de tu Amor cautivo y sin Ti me siento en el destierro.
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