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QUIERO BESAR TUS PIES LLAGADOS... Quiero besar tus pies llagados postrado ante Ti y arrepentido, besar los pies que están heridos por causa de mis males y pecados. Y por eso ante tu imagen me arrodillo con el corazón dolorido y apenado, quiero dejarlo en el tuyo recostado, en tu misericordia divina sumergido. Para ser fuente de perdón sé que has venido y la fuente se abre en tu costado, en él puedo beber el vino derramado que en un exceso de Amor hiciste mío. Hoy te doy gracias por haberme rescatado de la angustia de estar lejos de tu nido. Tú me vendaste cuando estaba herido y dejaste mi corazón enamorado. Sellaste con el óleo de tus dedos lo que el corazón ya había perdonado, me dejaste en tu Amor reconciliado y tu bendición fue mi consuelo.
CUANDO LLENAS MIS VELAS... Cuando llenas mis velas e impulsas mi navío hacia adelante, hacia la luz que surge en el levante, ella me atrapa y todo lo recrea. Cuando soplas como el viento de la tarde y tu presencia me envuelve y me transporta se rompen las amarras, ya no importa conocer el camino, Tú lo sabes. Tú que trazas sendas siempre nuevas y en las estrellas señalas el camino, Tú que haces del horizonte mi destino y arrancas mi bajel de la escollera. Dame de tu brisa la sabiduría para escuchar su Palabra y comprenderla para abrir el corazón y contenerla y en su Pasión emprender la travesía. Tú que eres la brisa que besa la mañana arrancando a las olas su sonrisa, Tú que eres el manto tibio que suaviza el frío que me trae la madrugada. Acaricia con tu voz mi pensamiento iluminando profecías en mi alma, lléname de tu paz y de tu calma y enciende en tu Amor mis sentimientos. Tú que eres la pureza de una noche limpia en la que el mapa del cielo se desvela Tú que eres la luz que en misterio se revela y das sentido a la historia que inhabitas. Dame tus ojos para ver lo que Tú quieres y la mirada que penetra los misterios, rompe las cadenas de mi cautiverio y hazme libre para elegir lo que prefieres.
QUE FRÍA QUE ESTÁ LA LUNA... Qué fría que está la luna en la estepa iluminada. Cómo son frías las noches si me falta tu mirada. Qué frío se puso el cielo y en el campo nieve blanca. Cómo está frío el lucero si tu Amor no lo acompaña. Los abedules de enero pálidos, miran el alba. Qué pálida está su vida si no les besas el alma. Los tilos desnudos dieron sus hojas sin codiciarlas, cómo se quedan desnudos si no los cubre tu gracia. Los cuervos negros cubrieron el cielo con su bandada. Qué negro queda mi cielo si tus ángeles se marchan. El río cubrió de hielo el viento y la tierra helada, cómo se hunde en el hielo mi corazón si le faltas. Aúllan los lobos lejos en busca de su manada, así clamo en mis adentros cuando tu ausencia se instala. Qué fría que está la noche, si me faltas no soy nada. Sólo tu Amor me cobija con su manto y tu Palabra. Sólo cu aliento calienta la noche si se hace larga. Sólo tu fuego me enciende cuando las brasas se apagan. Sólo tu Amor es el fuego que desde dentro me embriaga, el licor de los cerezos que en mi copa se derrama. Amor más allá del tiempo que transforma en alborada la noche fría y su invierno cuando se mete en el alma. Amor que derrite el hielo y primaveras arranca y al sol le entrega la noche que despierta a tu mirada.
UNA VEZ MÁS, EN LA MAÑANA, EL SOL... Una vez más, en la mañana, el Sol mis ojos llena y con tu luz el alma se ilumina cuando las sombras de la noche se disipan, en tu calor de luz me vuelvo primavera. Lleno de Ti mi corazón se alegra y el ritmo de la aurora, en Ti, palpita, oigo el canto de las alondras que me invitan a alabarte con el coro de la tierra. Despertar en tu luz en la mañana nueva, en las flores que reflejan tu belleza, en los cedros que emulan tu grandeza yen un cielo de mar que me renueva. Dejo atrás el pálido rumor de las estrellas, los sueños que, a oscuras, te adoraban el misterio que en la sombra te guardaba, la luna que enamora las mareas. Y hoy me levanto, peregrino con el viento, a recorrer el camino hacia tu casa, a caminar en tu presencia que me atrapa y me deja cautivo el pensamiento. Hoy estreno el día con el sentimiento de tu Amor providencial que me conduce, de tu presencia universal que me seduce con el aroma delicado del encuentro. Y es por eso que el mundo se transforma en templo de tu Amor universal que lo sostiene, del Espíritu de vida que mantiene tu presencia viva y tu recuerdo. Vivir es alabanza de tu gloria, cada cuál a su manera te proclama, el sacerdocio del cosmos que te alaba y te guarda, viviente, en su memoria. Y este es sólo el anticipo de las bodas, de la liturgia celestial que no se acaba, de la fiesta que me espera en tu morada consumado el Amor y su victoria.
UN CARACOL Un caracol que trajo la marea solitario, en la playa, se encontraba, desapercibido se quedó en la arena y al mar cercano le cantaba. Su canto era sereno, como el alba, su voz era celeste como el cielo, cristalina, transparente y clara, era tan suave y me llenaba de consuelo. Mientras el Sol la arena acariciaba el caracol brindaba su misterio, el que, profundo, en su pecho se guardaba, el que el mar le regalo cuando se dieron. Y era su misterio profundo como el canto que al caracol le brotaba desde dentro y era tan azul como aquel manto que lo abrigaba en las noches del invierno. Un misterio azul hecho de mar y olor a incienso de sentimientos guardados en el tiempo, de melancolía de otoño y de silencio, de Amor y soledad, de mar, de encuentro. Cantaba el caracol su canto a cielo abierto, llamaba a las gaviotas que juegan en el cielo, bendecía las olas, las nubes y los médanos, se acordaba de Dios y le tiraba un beso. Al caer de la tarde, de cielo somnoliento, las olas lo abrazaron y lo llevaron lejos, el mar que lo envolvía lo protegió en su seno y la noche guardaba su canto y su recuerdo. Un caracol amigo, solitario adorador del cielo profetizó en la playa y se llenó el silencio, me regaló su canto, lleno de Amor y de misterio y me enseñó a decirte, sin palabras, que te quiero.
VOCACIÓN. (Is. 6) Una brasa ardiente entre mis labios: tu Palabra cautivante, abrasadora, la Voz que me convoca y me enamora, la miel que purifica mi pecado. Ante mi los Serafines amorosos, encendidos en el fuego que los nutre, como antorchas del Amor que los consume, cantan la gloria del Todopoderoso. Santo, Santo, Santo y majestuoso, Señor omnipotente, Amor primero, liberador poderoso y justiciero, darte honor y gloria es nuestro gozo. ¿A quién mandaré para que anuncie a mi pueblo el fin de su pecado? Que lo quiero arrepentido y rescatado de la idolatría y la injusticia que lo cubre. ¡Aquí estoy! Mándame si quieres, ya que mi boca tu brasa la ha cambiado en un río de fuego cautivado en el volcán del Amor que lo sostiene. Mándame y hazme mensajero de tu Reino, de tu justicia, de tu perdón, de tu ternura, de tu paternidad, de tu misericordia y tu dulzura, del Amor que nos convoca y su misterio.
SERÁ EL CIELO COMO UN BOSQUE... Será el cielo como un bosque de paraísos dorados, como abetos encendidos y en fuego de sol bañados, un bosque de Amor plantado por las manos de mi Amado. El bosque será frescura y sosiego inusitado, su sombra será ternura, su corazón de manzano, su reflejo la bravura del martirio consumado. Los cedros serán columnas en un mundo restaurado, de robles será su trono y el Cordero coronado de orquídeas de Amor y luna en el sol transfigurado. Enredaderas de malva, de jazmín y de geranios tejerán la capa augusta que el lirio lleva por manto, enjoyada de dulzura de nácar, de acacia y nardos. El monte será de almendros y cerezos perfumados, el azahar flota en el viento penetrado de naranjos y el olivar será un cielo verde azul huracanado. A los pies del trono eterno: ríos, valles, lagos, prados, un jardín de tulipanes de azul y rojo encarnado blancos, lilas, amarillos, purpúreos y anaranjados. Canteros de pensamientos, de azaleas y geranios, de prímulas color siena y rosas color topacio, alelíes de zafiro y jacintos encantados. En el coro los jilgueros sin reposo y sin cansancio cantan su amor al Cordero con ruiseñores dorados entre alondras y calandrias, cardenales y canarios. Hay cóndores en el cielo entre gaviotas y albatros, mil gorriones mañaneros, palomas, cisnes y patos, golondrinas azul negro, colibríes coloreados. Un arco iris envuelve el infinito enmarcado en la luz que se desprende del trono en cristal tallado y es catedral sin paredes el mundo resucitado. Allí los ángeles sienten que el Amor se ha consumado, los mártires combatientes en laureles coronados, las vírgenes vencedoras llevan palmas en sus manos. Y me conmueven los niños son millones sin contarlos, son un mar de girasoles sonriendo al sol alumbrado los que el Amor poderoso de la muerte ha rescatado. Todo es canto, todo es fiesta, todo es Amor consumado, todo alegría sincera, plenitud de Amor donado, todo banquete de bodas en Amor resucitado. Son las bodas del Cordero con la Esposa que ha salvado, no falta nadie a la fiesta y el mundo reconciliado forma un coro de alabanzas: Serafines incendiados. Yo lo veo y mi lamento de espera y Amor bordado es anhelo de azul cielo, de vuelos entrelazados entre azucenas de nube y lirios enamorados.
ESPERO PORQUE EN LO ÍNTIMO COMPRENDO Espero porque en lo íntimo comprendo que aferraste el fondo de mi alma a la esperanza cierta que me llama, al Amor que me tiene prisionero. Espero porque creo en la promesa del que me dijo la Verdad sin ocultarla, Aquel que se encarnó por revelarla y transformó mis dudas en certeza. Espero porque vi sus ojos buenos y ahora sé que no puede defraudarme el que murió en una cruz por entregarme la sangre que me envuelve en su misterio. Espero porque creo en su Palabra que es Camino, Verdad y Vida nueva, la fuente que el espíritu recrea y el manantial de la Vida que no acaba. Espero porque siento en lo profundo su Amor como una fuerza embriagadora , ese Amor que no es mío, que llena y me desborda más allá de lo que existe en este mundo. Espero porque Él me ha regalado el Espíritu que del Padre procedía, el que del Padre y del Hijo recibía la misión de mantenerme enamorado. Él me ha dado la Fe por la que creo y el Amor que a Cristo me ha llevado, Él me dio el conocimiento del Amado y despertó la Esperanza en la que espero. Esperanza de encontrarlo cara a cara sin el velo que nos separa todavía, de leer en el libro de la Vida mi nombre escrito en la sangre que me salva.
TE OFRECERÉ... ¿Qué te ofreceré, Señor, si lo mío todo es tuyo? Qué te daré más que mis nadas, me pertenecen solamente mis pecados, la cizaña... Te ofreceré sólo el trigo que plantaste en mi terruño. Y el trigo será el Amor con qué me amas, aquel que siento tan adentro y que no es mío, el que me vuelve peregrino de infinitos, caminante hacia la voz en que me llamas. Me ofreceré restituyendo las flores que plantaste, los pétalos de amores deshojados en guirnaldas, engarzados con hilos de oro y esmeraldas, las perlas que en el fondo de mi pecho cultivaste. Te ofreceré mi canto en el cielo con las aves, los salmos tejidos en primaveras de esperanza. Se abrirá mi boca en un canto de alabanza y mi pecho tendrá la anchura de los mares. Te ofreceré en el sol el fuego en que mi alma consumiste, la hoguera del Amor que enciende la mañana, la brasa de pasiòn que en la tarde me acompaña y el brillo en las estrellas del cielo que me diste. Te ofreceré con el viento el deseo de volar hacia tu encuentro, el impulso de vida que aletea en el seno de mi cuerpo, el germinar de la eternidad que plantaste en mis adentros y el río que brota desde la profundidad de mi misterio. Te ofreceré con la tierra fecunda en mis entrañas la voluntad de vivir, la meta de mis ansias, las praderas de lino, las colinas, las acacias, las magnolias que mis pasos acompañan. Te ofreceré en la fuente de los manantiales claros la pureza de tus ojos que en mi cielo renovaste, la frescura en que puedo beber hasta saciarme el agua de la vida que sorbo de tus manos. Te ofreceré en las cúpulas doradas sobre el bosque, la oraciòn de la tarde entre unos salmos y en la paz nevada de los abedules blancos la calma reposada en la luna de mis noches. Te ofreceré el palpitar del corazón que recreaste cuando lo sumergiste en el caudal de tu costado; las llagas de amor que tus besos han sanado cuando en lo profundo del tuyo lo ocultaste. ¿Qué puedo ofrecete Amado, nada es mío? Si hasta el amor que te tengo me lo diste cuando en senderos de amor por el dolor me condugiste y olvidándome hallé el Amor que había perdido. Y si nada tengo que ofrecerte, te ofreceré mis nadas y mi todo. Restituiré en mi aliento el Amor por el que vivo, te daré mis sueños, mis ilusiones, mi destino y seré sólo un brillo en la luz enamorada de tus ojos.
HOY QUIERO DECIRTE QUE TE QUIERO Hoy quiero decirte que te quiero. Sé que lo sabés. Sé que me querés. Sé que experimento tu presencia y tu misterio. Necesito recordar cuánto te amo, renovarme en tu amor, vencer las noches y el dolor, saber que me escuchás cuando te llamo. Hoy quiero recordar tu amor conmigo, los momentos de cielo, tu ternura, tu consuelo, la delicadeza de tus gestos, tu cariño. Hoy te quiero cantar porque te amo, elevarme a las nubes en un salmo, hacerme melodía de verano, volver mi corazón un arpa entre tus manos. Hoy quisiera ser campana al viento liberada, sonar para tu nombre, volar sobre los montes, hacerme eco en las olas de la playa. Hoy quiero cantarte porque vivo y si vivo vivo en Ti, morir no puedo, para mí vivir sos vos y tu camino. En la copa de los árboles te alabo, trepado entre sus ramas, mecido por el viento, fundido en su oración alzo mis manos. Quiero ser jilguero con mi canto, colibrí entre tus flores, alondra de colores, un águila que vuela hacia lo alto. Quiero soplar con el viento en las quebradas el oboe del ensueño, ser flauta en el silencio, volverme el eco de la creación enamorada. Quisiera ser clarín en la mañana, violines en la tarde, violonchelo que arde, centinela que anuncia tu llegada. Un vigía en el mar de la esperanza, un corazón que anhela, un ojo en las estrellas, un pergamino en que se escribe tu Palabra. Hoy quiero volverme acción de gracias, eucaristía sincera, ofrenda verdadera, decirte que sos la meta de mis ansias.
SE ABRIÓ EN EL MONTE... Se abrió en el monte la herida en su costado, la herida del Amor que se me ofrece, la hondura de la Pasión que me estremece; mana miel de suavidad y aceite perfumado. Abierta está la roca de la eternidad velada y el río de su fuego quemando en sus laderas, abrasando los valles y praderas se consume en el mar de la alborada. Ríos que levantan el incienso de la vida transformada y en holocausto enamorado de perfume embriagas. Tormento de ardor que soberano en llamas la realidad transformas y consagras. Un bosque de pinos vuelto incienso que te alaba y en plegaria universal sus ramas arden perfumadas, así se queman en tu presencia mis horas y mis ansias cuando al calor de tu mirar la adoración es holocausto de alabanza. Río de fuego, caudal de tu Palabra soberana cuando el ardor de tu mirada enciende en mis ojos la mañana y tu sol me vuelve llama enamorada de tu gracia, como un abeto ardiendo, la oración que me transforma te reclama.
LA FRAGANCIA DE LOS LIRIOS Tú tienes la fragancia de los lirios destilando en el aire su dulzura, surges del manantial de la ternura y encandilas mis ojos con tu brillo. Tú embriagas la tarde del aroma suave, del licor ardiente de tu pecho tibio, endulzas las horas calmas del estío acariciando con tu aliento el plumaje de las aves. Eres la mano suave que mece mis sueños, la cobija protectora de mis noches, el amor apasionado y el derroche del fuego voraz que arde en mi pecho. Eres la calma en las tormentas fuertes la frescura de la brisa vespertina, la fuente inagotable, pura y cristalina de la que bebe la ilusión de no perderte.
MAS INTERIOR... Más interior que mí mismo, más alto que la misma altura, hermoso más que la hermosura, más profundo que un abismo. Pacífico como el canto de un lago que en la mañana despierta su voz temprana y la extiende como un manto. Más luminoso que un sol que se extiende soberano y en el cetro de su mano ha derrotado el dolor. Más que la luna, tu paz se extiende en los corazones llegando hasta los rincones escondidos de tu faz. Más fuerte que las montañas tu voz forjada en un trueno cuando suena desde el cielo y estremece las entrañas. Más fecundo que la lluvia fecundando los sembrados reverdeciendo los prados y aliviando su penuria.
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| OH LUZ QUE SURGES... Oh luz que surges desde las entrañas de mi Amado. oh luz que lo llenas todo y todo lo trasciendes; oh luz que me encandilas y en mi pecho enciendes el Amor en que reposa su cuidado. Oh luz que en sus ojos profundos resplandeces y los míos dejas en sombra encandilados; oh luz que lo impregnas todo y me has dejado en tu brillo cegador que me estremece. Oh luz divina que la materia has transformado divinizando la esencia misma de las cosas, surges desde lo profundo del mundo de las sombras y el universo entero se ve transfigurado. Oh luz del Padre, resplandor de su sustancia una, impronta de su Ser en el mundo que ha creado, anidas en la vida que tu huella le ha dejado cuando en la tierra el Sol se desposa con la luna. Oh manantial luminoso y fuente inagotable en que el calor del Amor por siempre se derrama; oh río de fuego que desde las entrañas de mi alma Surge impetuoso y en tu vida ya me invade. Oh luz eterna, hermosa, santa, embriagadora, oh pozo en el que se pierde la mirada y me fascinas, océano de paz y mar del Amor que me iluminas transfigurando el espacio de mi vida y el paso de mis horas. Oh energía del alma y dinamismo trinitario que me arroba; oh torbellino de estrellas, oh Sol de soles que me enciendes extinguiendo las sombras pesadas que me envuelven, transformándome en Ti me vuelves blancura de la aurora. Oh maravilla, oh milagro, tu cuerpo en luz se ha transformado y la materia abandona su pesadez y se hace vida, tu verdadero rostro se muestra lleno de energía y te contemplo vuelto luz y en tu Amor resplandezco enamorado. Benditos sean los ojos del alma que te miran, bendita la pobreza que te recibe encandilada, bendito el estupor de los ángeles que cuidan la montaña, benditos los testigos que postrándose te admiran. ¡Quiero ser luz, Amor y en ti perderme! Volverme el brillo de tus vestidos blancos, hacerme el resplandor de tus cabellos, de soles engendrados, ser destello y en tu mirar de zafiros esconderme.
AMANECER EN TU LUZ POR LA MAÑANA... Amanecer en tu luz por la mañana, envuelto en la claridad de tu mirada, cobijado en tus ojos, sentir que la alborada me arroba en tu música temprana. La luz se ha vuelto canto de pájaros de cielo y entretejida de cipreses, de ligustros y de pinos se torna perfume de rocío, de jazmines y de tilos penetrando las raíces que se hunden en el suelo. El mundo vuelto luz, vestigio de tu rostro iluminado, resplandece de Amor su claridad y me subyuga, están transidos de Amor el monte de algarrobos y la luna y tus ojos verde nilo en las aguas del río reflejados. Yo también me vuelvo río que surge de tu encanto y corro entre las rocas por el valle, solitario, el cielo me acompaña, los sauces me acarician cuando paso y tus ojos, tus ojos siempre en lo profundo del agua reflejados. La luz se ha vuelto río, colinas, bosques, prados, la suavidad verde de un olivo y eucaliptos perfumados, se ha hecho vuelo en las alas de las palomas y los patos, simplicidad en los gorriones y en los canarios, canto. Tu eres luz, Amor, la entraña misma de la vida, la chispa del ardor que enciende las sonrisas, el pálpito del corazón que se enamora sin medida y el brillo de los ojos que resplandecen de luz cuando te miran. Eres Tú la claridad, la fuente del Sol y las estrellas, Tú el resplandor del aura de los santos, Tú la santidad que en sus rostros se refleja, eres Tú la sinfonía luminosa que me llena.
ERA EL VIENTO SOLAMENTE... Era el viento solamente el signo de tu paso, el huracán que partía las montañas y las rocas, el que plegaba los cedros, el que rizaba con ímpetu las olas, no era más que el anuncio de un encuentro en el ocaso. El terremoto q1ue conmovía las entrañas de la tierra desgarrando las raíces mismas de la montaña del encuentro, no era más que el anuncio dramático y violento del que estaba llegando y proclama su presencia. No era el fuego que encendió de soles el bosque en el ocaso la morada del que enciende volcanes con su fuerza, ni era el río ardiente que opacaba las estrellas más que el aviso del que todo lo trasciende con su encanto. No fue el viento, el huracán o el torbellino ni fue el temblor desgarrador del terremoto, no fueron las llamas ni el volcán el rostro del que en la brisa suave se abría su camino. Fue allí, en la ternura delicada de su voz que me acaricia en el alma sosegada de una aurora siempre nueva, en la frescura matinal de un susurro eterno en primavera, allí se oyó su voz, como una melodía de flautas en la brisa. Allí su Rostro etéreo, luminoso y cristalino preñado de la luz que desde sus ojos me envolvía me llenaba de Amor y el Amor en El resplandecía y el Amor era la luz y la luz era un pájaro en su nido. Allí su voz como brisa musical penetraba en mis oídos me invadía el alma y se quedaba enredada con su canto, entrelazada en mi querer se volvía sinfonía de su mano, me transportaba hacia Él y su pensamiento se quedó en el mío. Allí un pálpito suave que recorría las arterias de su cuerpo tierno sincronizó en su latido su corazón y el mío, me llenó de ilusión, de gozo, de paz y fue el idilio de la unión de un Amor fiel que se hizo eterno.
COMO LA BRUMA DEL LAGO EN LA MAÑANA... Como la bruma del lago en la mañana en el misterio, entre las aguas Tú te escondes en las cañadas de las sierras es tu nombre el que se escucha en el arrullo de las garzas. Como en el lago en la mañana camino tus orillas contemplando la inmensidad de tu misterio, deseando sumergirme en él remando mar adentro y envolverme en la hondura de tu maravilla. Como la bruma se extiende y a su paso todo lo domina, así la gracia de tu gloria me cubre repentina con su manto, es suave y penetrante, transida del misterio de tu encanto, me envuelve y me penetra, me serena y enciende en mi la dicha. En las orillas del lago el bosque contempla tu camino y enamorado te ofrece su perfume y su fragancia, funde en el misterio sus raíces en la hondura de tus aguas y el canto de sus aves se fecunda en la bruma con su trino. De a poco las sombras del misterio se vuelven luminosas y las montañas recortan en el horizonte su figura, están allí tranquilas, pacificadas y seguras, a orillas de tu lago se llenan de hermosura entre las rocas. Cuando tu sombra desciende sobre el lago soberana y lo cubre con el manto de una luma mansa y peregrina envueltas las aguas y la bruma en el resplandor de tu sonrisa despierta en las orillas y las sierras la luz de tu mañana.
¿QUÉ VES AMADO? Veo un campo inmenso de tulipanes rojos a orillas de un lago azul, pálido, apacible, el sol sobre ellos besándolos con su luz imperceptible acariciándolos con la luz que hay en sus ojos. Veo las aguas del río que desde la montaña llega en el rumor el sonido de tu voz que lo acompaña, siento que acaricia a su paso de la tierra las entrañas y tu voz la penetra fecundándola de luz en primavera. Contemplo en el lago los témpanos aislados que se derriten al toque de tus besos, los que navegan erguidos liberados de su peso y al calor de tu mirada se funden en el lago. Siento un aletear sereno de gaviotas que me traen noticias tuyas desde el cielo y en su volar apacible me llenan de consuelo en la tarde en que mi pensamiento al tuyo se remonta. Y siento en mis mejillas el soplo alado de tu viento Que acariciándome apacigua mis ansias y me arroba, El que habla en mis sentidos y silenciándome te nombra Cuando su canto se vuelve brisa enhebrada de lamento. Y en el aire las gotas saladas de la bruma en la bahía, el corazón empapan de la nostalgia piadosa de tu reino, se besan con el fuego y evaporan las ansias del encuentro, el corazón se entibia reposado en el mar de la armonía. Veo una bruma apacible y tranquila que envuelve la mañana, que húmeda se mezcla con la arena fresca de mi playa y un rumor de olas apenas jugueteando que te cantan; entre caracoles y almejas el yodo de la espuma que te alaba. Sobre los médanos la lluvia se pierde en la arena que se empapa y el silencio se hace trueno y relámpago de gracias, el mar se lo devora y excitado en sus olas lo arrebata, un horizonte de luz de cielo que hiere en su blancura la mirada. Y Tú estás más allá, del otro lado de la luna y la montaña, tu sien de cordillera hilvanada de nubes milenarias, tus ojos de glaciares que reflejan el sol de tu mirada, más allá del tiempo y de las horas transcurridas: tu mañana.
COMO LA LLUVIA SERENA QUE HOY EMPAPA... Como la lluvia serena que hoy empapa la tierra y la fecunda con tu gracia, como el agua serena del cielo que me baña y revitaliza, suave, la sequedad del alma con el manto de la misericordia que nos salva: Tu Palabra. Como una voz que desde las profundidades hoy me habla y desvela el misterio de una vida enamorada, la verdad que corre el velo de las cosas ocultas y cerradas la que abre el camino misterioso a la profundidad de la mirada, la que lo oscuro vuelve luminoso como noches estrelladas: Tu Palabra. La que el verde viste de su encanto en la mañana, en el bosque pálido, triste y seco que la espera, la que enjoya de flores los prados con su primavera y hace surgir un jardín amoroso en mi ventana, la que colorea las flores de los durazneros que me alegran Tu Palabra. Es ella la voz palpitante de los silencios oportunos que cultivan la calma después de las tormentas, es el trueno apaciguado de rocío que hoy envuelve el mundo y en pétalos de trébol en el parque de mi casa se recuesta, es el azul del lino en el campo de los sueños del que espera: Tu Palabra. Es la llamada de los gallos al sol que los despierta y de las tórtolas el murmullo del amor en que se buscan, de los gorriones la simplicidad grisácea de piruetas y en las garzas elegantes en el río la clemencia. Es la que sostiene la migración de golondrinas y cigüeñas: Tu Palabra. El croar de las ranas melancólicas revela en una noche clara empapada de lunas y de selva, en la laguna de los sueños su encanto en la rivera, se vuelve un concierto sin violines, sinfonía sin orquesta, y en la humildad de la noche una canción de cuna canta la marea: Tu Palabra.
CUANDO ME LLENAS LOS PULMONES... Cuando me llenas los pulmones con la frescura de una mañana nueva, si despierto entre canciones al alba de ternura de tu primavera, Yo te alabo. Si escucho el místico suspiro enamorado en el parque de las amapolas y las lilas, si puedo abrir mis ojos al amor ilusionado y descubrir de mañana el camino que caminas... Yo te alabo. Si el cielo azul me despierta de la ilusión dormida y el canto de las aves es coro de alabanza, si los árboles se encienden y a Ti sus brazos se levantan, si la noche me ha dejado en las puertas de la luz y de la vida: Yo te alabo. Cuando las flores ofrecen su piel al sol que me acaricia y en el toque de sus dedos las deja vestidas de hermosura, si el exorcismo del amor derrota para siempre la malicia y su vestido es un manto de ternura: Yo te alabo. Si la ciudad despierta y sus voces descubren la tuya que a lo lejos me invita a incorporarme al mundo en su trabajo, si el rumor de los motores de tu infinita energía es un reflejo y en el canto de las sirenas en el asfalto yo te canto: Yo te alabo. Porque una vez más me despiertas a la vida y a la dicha de contemplar con los ojos que me diste tu belleza, de admirar en el toque de tus manos tu Amor y tu grandeza, de engrandecerme en tu Amor y unirme al universo que te admira: Yo te alabo. Por un día nuevo para llevar la luz de tu Palabra en los rayos del sol de la mañana confundida, por la oportunidad de ser mensaje de vida nueva y esperanza, por conocer la Pascua del Amor y su alegría: Yo te alabo. Por el Evangelio que se anuncia en las comunidades en que habitas, por la fuerza con que tu Espíritu las mueve con su vida, por la alabanza que amanece y se levanta, por su algarabía, por el corazón que te contempla enamorado, en que palpitas: Yo te alabo. Te alabo por el sol, por la luz y por el cielo, por las aves, su canto cristalino y por su vuelo, por el parque, sus flores los árboles y el viento, por el trote de los caballos blancos y el ladrido de los perros. Por el correr del río, por los arroyos por el agua pura y limpia, por las piedras de su lecho y el sauce en sus orillas, por las nubes en el cielo que te admiran y me gritan que estás vivo y presente en la creación y el alma que inhabitas.
UN NUEVO ATARDECER... Un nuevo atardecer mis ojos llena y los plátanos se tiñen de belleza, en sus copas doradas tu grandeza transfigurada de luz es primavera. Atardecer de rojos esmaltados en ocre perfumado se recrea y besa enamorado las cumbres de las sierras un ruiseñor de cristal crucificado. Confundida en el aire su hermosura se vierte en gotas de pasión rojo profundo fecundando la creación se entrega al mundo y lo envuelve en un manto de ternura. Del gólgota la tarde se hace el eco y el horizonte en tu Amor se despereza silabea un lamento y tu belleza le atraviesa el corazón en un momento. Anochece en el valle y el silencio engendra la frescura de tu encanto mientras el río corre sereno me levanto hasta las estrellas que me ofreces en el cielo. Yo también me vuelvo melodía con las aves que en coros canturrean a lo lejos enhebradas en las ramas de álamos añejos y una canción de cuna me dan para que alabe.
ATRAVESADOS DE LUZ... Atravesados de luz, ¡Qué maravilla! entretejidos de sol en la mañana, de mil colores y verdes mi ventana se llena del calor de tu sonrisa. Transfiguradas en luz las hojas nuevas en las ramas erguidas ya se abrasan, encendidas de sol y de tu gracia, arrobadas de amor en primavera. Las palomas cándidas en ellas se recrean y sus gorjeos despiertan en mi alma y en ellos eres Tú, Amor, el que me canta en la mañana iluminada en tu belleza. Los álamos plateados brillan en mis ojos y en sus hojas tus cabellos se reflejan, los plátanos dorados se asemejan a la chispa de Amor que hay en tus ojos. Es una catedral de vidrieras enjoyadas el jardín en que rezo esta mañana, transfigurada de luz la noche se hizo un alba y el día es melodías encantadas. El cielo es una cúpula dorada y los árboles columnas de zafiro, sus hojas los mosaicos en que admiro la materia en tu luz transfigurada. Todo es canto y los salmos en el viento se hacen voz del corazón que se desgrana y vuela en un gorrión prendido de sus alas hacia las entrañas mismas del encuentro.
CAMPANAS DE MAGNOLIA... Suenan En mi jardín unas campanas de magnolia y el ángelus me invitan a rezar, el parque, me parece, se vuelve de cristal y el cielo azul sereno me habla de tu gloria. Un remolino de jazmines perfumados que te adoran, los crisantemos azules me invitan a mirar unas dalias rojas señoriales que me dan la impresión de estar vestidas de sol entre amapolas. Mi jardín es un templo de azucenas y de rosas, de violetas silvestres, de un césped verde mar, las camelias son rojas, las glicinas cantar del corazón del alma enamorada en que te gozas. Quiere unirse un jilguero al salmo y a las cosas que te ofrecen belleza en su canto singular, a lo lejos, en los pinos, responde un cardenal y los sentimientos suben hacia Ti cual mariposas. Alabanza de la tarde, estival, serena y calurosa, primavera de sol, mi corazón te ofrece su cantar, soy música en el viento y espíritu al volar entre los álamos frescos mi pensamiento en Ti reposa
TE BUSCO EN MI JARDÍN... Te busco en mi jardín, te ofreceré prímulas frescas, un ramo de alelí un manto de gardenias un ramillete de sol y en mi color, la primavera. Te ofreceré el lino azul, mi ternura en las violetas, un perfume de jazmín y de rosas color siena, una guirnalda de luz entre azucenas. Te envolveré de glicinas, mis ojos color de siembra, el primor de las magnolias te contará de mi tierra, la humildad de las begonias se hará candor de la fiesta. Las acacias perfumadas de nácar y sol me dejan envuelto de su hermosura, de su luz y tu presencia, se hace cercana en el canto del ruiseñor que se acerca.
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