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QUIERO BESAR TUS PIES LLAGADOS...

Quiero besar tus pies llagados
postrado ante Ti y arrepentido,
besar los pies que están heridos
por causa de mis males y pecados.

Y por eso ante tu imagen me arrodillo
con el corazón dolorido y apenado,
quiero dejarlo en el tuyo recostado,
en tu misericordia divina sumergido.

Para ser fuente de perdón sé que has venido
y la fuente se abre en tu costado,
en él puedo beber el vino derramado
que en un exceso de Amor hiciste mío.

Hoy te doy gracias por haberme rescatado
de la angustia de estar lejos de tu nido.
Tú me vendaste cuando estaba herido
y dejaste mi corazón enamorado.

Sellaste con el óleo de tus dedos
lo que el corazón ya había perdonado,
me dejaste en tu Amor reconciliado
y tu bendición fue mi consuelo.


CUANDO LLENAS MIS VELAS...

Cuando llenas mis velas
e impulsas mi navío hacia adelante,
hacia la luz que surge en el levante,
ella me atrapa y todo lo recrea.

Cuando soplas como el viento de la tarde
y tu presencia me envuelve y me transporta
se rompen las amarras, ya no importa
conocer el camino, Tú lo sabes.

Tú que trazas sendas siempre nuevas
y en las estrellas señalas el camino,
Tú que haces del horizonte mi destino
y arrancas mi bajel de la escollera.

Dame de tu brisa la sabiduría
para escuchar su Palabra y comprenderla
para abrir el corazón y contenerla
y en su Pasión emprender la travesía.

Tú que eres la brisa que besa la mañana
arrancando a las olas su sonrisa,
Tú que eres el manto tibio que suaviza
el frío que me trae la madrugada.

Acaricia con tu voz mi pensamiento
iluminando profecías en mi alma,
lléname de tu paz y de tu calma
y enciende en tu Amor mis sentimientos.

Tú que eres la pureza de una noche limpia
en la que el mapa del cielo se desvela
Tú que eres la luz que en misterio se revela
y das sentido a la historia que inhabitas.

Dame tus ojos para ver lo que Tú quieres
y la mirada que penetra los misterios,
rompe las cadenas de mi cautiverio
y hazme libre para elegir lo que prefieres.

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QUE FRÍA QUE ESTÁ LA LUNA...

Qué fría que está la luna
en la estepa iluminada.
Cómo son frías las noches
si me falta tu mirada.

Qué frío se puso el cielo
y en el campo nieve blanca.
Cómo está frío el lucero
si tu Amor no lo acompaña.

Los abedules de enero
pálidos, miran el alba.
Qué pálida está su vida
si no les besas el alma.

Los tilos desnudos dieron
sus hojas sin codiciarlas,
cómo se quedan desnudos
si no los cubre tu gracia.

Los cuervos negros cubrieron
el cielo con su bandada.
Qué negro queda mi cielo
si tus ángeles se marchan.

El río cubrió de hielo
el viento y la tierra helada,
cómo se hunde en el hielo
mi corazón si le faltas.

Aúllan los lobos lejos
en busca de su manada,
así clamo en mis adentros
cuando tu ausencia se instala.

Qué fría que está la noche,
si me faltas no soy nada.
Sólo tu Amor me cobija
con su manto y tu Palabra.


Sólo cu aliento calienta
la noche si se hace larga.
Sólo tu fuego me enciende
cuando las brasas se apagan.

Sólo tu Amor es el fuego
que desde dentro me embriaga,
el licor de los cerezos
que en mi copa se derrama.

Amor más allá del tiempo
que transforma en alborada
la noche fría y su invierno
cuando se mete en el alma.

Amor que derrite el hielo
y primaveras arranca
y al sol le entrega la noche
que despierta a tu mirada.


UNA VEZ MÁS, EN LA MAÑANA, EL SOL...

Una vez más, en la mañana, el Sol mis ojos llena
y con tu luz el alma se ilumina
cuando las sombras de la noche se disipan,
en tu calor de luz me vuelvo primavera.

Lleno de Ti mi corazón se alegra
y el ritmo de la aurora, en Ti, palpita,
oigo el canto de las alondras que me invitan
a alabarte con el coro de la tierra.

Despertar en tu luz en la mañana nueva,
en las flores que reflejan tu belleza,
en los cedros que emulan tu grandeza
yen un cielo de mar que me renueva.

Dejo atrás el pálido rumor de las estrellas,
los sueños que, a oscuras, te adoraban
el misterio que en la sombra te guardaba,
la luna que enamora las mareas.

Y hoy me levanto, peregrino con el viento,
a recorrer el camino hacia tu casa,
a caminar en tu presencia que me atrapa
y me deja cautivo el pensamiento.

Hoy estreno el día con el sentimiento
de tu Amor providencial que me conduce,
de tu presencia universal que me seduce
con el aroma delicado del encuentro.

Y es por eso que el mundo se transforma en templo
de tu Amor universal que lo sostiene,
del Espíritu de vida que mantiene
tu presencia viva y tu recuerdo.

Vivir es alabanza de tu gloria,
cada cuál a su manera te proclama,
el sacerdocio del cosmos que te alaba
y te guarda, viviente, en su memoria.

Y este es sólo el anticipo de las bodas,
de la liturgia celestial que no se acaba,
de la fiesta que me espera en tu morada
consumado el Amor y su victoria.


UN CARACOL

Un caracol que trajo la marea
solitario, en la playa, se encontraba,
desapercibido se quedó en la arena
y al mar cercano le cantaba.

Su canto era sereno, como el alba,
su voz era celeste como el cielo,
cristalina, transparente y clara,
era tan suave y me llenaba de consuelo.

Mientras el Sol la arena acariciaba
el caracol brindaba su misterio,
el que, profundo, en su pecho se guardaba,
el que el mar le regalo cuando se dieron.

Y era su misterio profundo como el canto
que al caracol le brotaba desde dentro
y era tan azul como aquel manto
que lo abrigaba en las noches del invierno.

Un misterio azul hecho de mar y olor a incienso
de sentimientos guardados en el tiempo,
de melancolía de otoño y de silencio,
de Amor y soledad, de mar, de encuentro.

Cantaba el caracol su canto a cielo abierto,
llamaba a las gaviotas que juegan en el cielo,
bendecía las olas, las nubes y los médanos,
se acordaba de Dios y le tiraba un beso.

Al caer de la tarde, de cielo somnoliento,
las olas lo abrazaron y lo llevaron lejos,
el mar que lo envolvía lo protegió en su seno
y la noche guardaba su canto y su recuerdo.

Un caracol amigo, solitario adorador del cielo
profetizó en la playa y se llenó el silencio,
me regaló su canto, lleno de Amor y de misterio
y me enseñó a decirte, sin palabras, que te quiero.

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VOCACIÓN. (Is. 6)

Una brasa ardiente entre mis labios:
tu Palabra cautivante, abrasadora,
la Voz que me convoca y me enamora,
la miel que purifica mi pecado.

Ante mi los Serafines amorosos,
encendidos en el fuego que los nutre,
como antorchas del Amor que los consume,
cantan la gloria del Todopoderoso.

Santo, Santo, Santo y majestuoso,
Señor omnipotente, Amor primero,
liberador poderoso y justiciero,
darte honor y gloria es nuestro gozo.

¿A quién mandaré para que anuncie
a mi pueblo el fin de su pecado?
Que lo quiero arrepentido y rescatado
de la idolatría y la injusticia que lo cubre.

¡Aquí estoy! Mándame si quieres,
ya que mi boca tu brasa la ha cambiado
en un río de fuego cautivado
en el volcán del Amor que lo sostiene.

Mándame y hazme mensajero de tu Reino,
de tu justicia, de tu perdón, de tu ternura,
de tu paternidad, de tu misericordia y tu dulzura,
del Amor que nos convoca y su misterio.


SERÁ EL CIELO COMO UN BOSQUE...

Será el cielo como un bosque
de paraísos dorados,
como abetos encendidos
y en fuego de sol bañados,
un bosque de Amor plantado
por las manos de mi Amado.

El bosque será frescura
y sosiego inusitado,
su sombra será ternura,
su corazón de manzano,
su reflejo la bravura
del martirio consumado.

Los cedros serán columnas
en un mundo restaurado,
de robles será su trono
y el Cordero coronado
de orquídeas de Amor y luna
en el sol transfigurado.

Enredaderas de malva,
de jazmín y de geranios
tejerán la capa augusta
que el lirio lleva por manto,
enjoyada de dulzura
de nácar, de acacia y nardos.

El monte será de almendros
y cerezos perfumados,
el azahar flota en el viento
penetrado de naranjos
y el olivar será un cielo
verde azul huracanado.

A los pies del trono eterno:
ríos, valles, lagos, prados,
un jardín de tulipanes
de azul y rojo encarnado
blancos, lilas, amarillos,
purpúreos y anaranjados.

Canteros de pensamientos,
de azaleas y geranios,
de prímulas color siena
y rosas color topacio,
alelíes de zafiro
y jacintos encantados.

En el coro los jilgueros
sin reposo y sin cansancio
cantan su amor al Cordero
con ruiseñores dorados
entre alondras y calandrias,
cardenales y canarios.

Hay cóndores en el cielo
entre gaviotas y albatros,
mil gorriones mañaneros,
palomas, cisnes y patos,
golondrinas azul negro,
colibríes coloreados.

Un arco iris envuelve
el infinito enmarcado
en la luz que se desprende
del trono en cristal tallado
y es catedral sin paredes
el mundo resucitado.

Allí los ángeles sienten
que el Amor se ha consumado,
los mártires combatientes
en laureles coronados,
las vírgenes vencedoras
llevan palmas en sus manos.

Y me conmueven los niños
son millones sin contarlos,
son un mar de girasoles
sonriendo al sol alumbrado
los que el Amor poderoso
de la muerte ha rescatado.

Todo es canto, todo es fiesta,
todo es Amor consumado,
todo alegría sincera,
plenitud de Amor donado,
todo banquete de bodas
en Amor resucitado.

Son las bodas del Cordero
con la Esposa que ha salvado,
no falta nadie a la fiesta
y el mundo reconciliado
forma un coro de alabanzas:
Serafines incendiados.

Yo lo veo y mi lamento
de espera y Amor bordado
es anhelo de azul cielo,
de vuelos entrelazados
entre azucenas de nube
y lirios enamorados.

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ESPERO PORQUE EN LO ÍNTIMO COMPRENDO

Espero porque en lo íntimo comprendo
que aferraste el fondo de mi alma
a la esperanza cierta que me llama,
al Amor que me tiene prisionero.

Espero porque creo en la promesa
del que me dijo la Verdad sin ocultarla,
Aquel que se encarnó por revelarla
y transformó mis dudas en certeza.

Espero porque vi sus ojos buenos
y ahora sé que no puede defraudarme
el que murió en una cruz por entregarme
la sangre que me envuelve en su misterio.

Espero porque creo en su Palabra
que es Camino, Verdad y Vida nueva,
la fuente que el espíritu recrea
y el manantial de la Vida que no acaba.

Espero porque siento en lo profundo
su Amor como una fuerza embriagadora ,
ese Amor que no es mío, que llena y me desborda
más allá de lo que existe en este mundo.

Espero porque Él me ha regalado
el Espíritu que del Padre procedía,
el que del Padre y del Hijo recibía
la misión de mantenerme enamorado.

Él me ha dado la Fe por la que creo
y el Amor que a Cristo me ha llevado,
Él me dio el conocimiento del Amado
y despertó la Esperanza en la que espero.

Esperanza de encontrarlo cara a cara
sin el velo que nos separa todavía,
de leer en el libro de la Vida
mi nombre escrito en la sangre que me salva.


TE OFRECERÉ...

¿Qué te ofreceré, Señor, si lo mío todo es tuyo?
Qué te daré más que mis nadas,
me pertenecen solamente mis pecados, la cizaña...
Te ofreceré sólo el trigo que plantaste en mi terruño.

Y el trigo será el Amor con qué me amas,
aquel que siento tan adentro y que no es mío,
el que me vuelve peregrino de infinitos,
caminante hacia la voz en que me llamas.

Me ofreceré restituyendo las flores que plantaste,
los pétalos de amores deshojados en guirnaldas,
engarzados con hilos de oro y esmeraldas,
las perlas que en el fondo de mi pecho cultivaste.

Te ofreceré mi canto en el cielo con las aves,
los salmos tejidos en primaveras de esperanza.
Se abrirá mi boca en un canto de alabanza
y mi pecho tendrá la anchura de los mares.

Te ofreceré en el sol el fuego en que mi alma consumiste,
la hoguera del Amor que enciende la mañana,
la brasa de pasiòn que en la tarde me acompaña
y el brillo en las estrellas del cielo que me diste.

Te ofreceré con el viento el deseo de volar hacia tu encuentro,
el impulso de vida que aletea en el seno de mi cuerpo,
el germinar de la eternidad que plantaste en mis adentros
y el río que brota desde la profundidad de mi misterio.

Te ofreceré con la tierra fecunda en mis entrañas
la voluntad de vivir, la meta de mis ansias,
las praderas de lino, las colinas, las acacias,
las magnolias que mis pasos acompañan.

Te ofreceré en la fuente de los manantiales claros
la pureza de tus ojos que en mi cielo renovaste,
la frescura en que puedo beber hasta saciarme
el agua de la vida que sorbo de tus manos.

Te ofreceré en las cúpulas doradas sobre el bosque,
la oraciòn de la tarde entre unos salmos
y en la paz nevada de los abedules blancos
la calma reposada en la luna de mis noches.

Te ofreceré el palpitar del corazón que recreaste
cuando lo sumergiste en el caudal de tu costado;
las llagas de amor que tus besos han sanado
cuando en lo profundo del tuyo lo ocultaste.

¿Qué puedo ofrecete Amado, nada es mío?
Si hasta el amor que te tengo me lo diste
cuando en senderos de amor por el dolor me condugiste
y olvidándome hallé el Amor que había perdido.

Y si nada tengo que ofrecerte, te ofreceré mis nadas y mi todo.
Restituiré en mi aliento el Amor por el que vivo,
te daré mis sueños, mis ilusiones, mi destino
y seré sólo un brillo en la luz enamorada de tus ojos.


HOY QUIERO DECIRTE QUE TE QUIERO

Hoy quiero decirte que te quiero.
Sé que lo sabés.
Sé que me querés.
Sé que experimento tu presencia y tu misterio.

Necesito recordar cuánto te amo,
renovarme en tu amor,
vencer las noches y el dolor,
saber que me escuchás cuando te llamo.

Hoy quiero recordar tu amor conmigo,
los momentos de cielo,
tu ternura, tu consuelo,
la delicadeza de tus gestos, tu cariño.

Hoy te quiero cantar porque te amo,
elevarme a las nubes en un salmo,
hacerme melodía de verano,
volver mi corazón un arpa entre tus manos.

Hoy quisiera ser campana al viento liberada,
sonar para tu nombre,
volar sobre los montes,
hacerme eco en las olas de la playa.

Hoy quiero cantarte porque vivo
y si vivo vivo en Ti,
morir no puedo,
para mí vivir sos vos y tu camino.

En la copa de los árboles te alabo,
trepado entre sus ramas,
mecido por el viento,
fundido en su oración alzo mis manos.

Quiero ser jilguero con mi canto,
colibrí entre tus flores,
alondra de colores,
un águila que vuela hacia lo alto.

Quiero soplar con el viento en las quebradas
el oboe del ensueño,
ser flauta en el silencio,
volverme el eco de la creación enamorada.

Quisiera ser clarín en la mañana,
violines en la tarde,
violonchelo que arde,
centinela que anuncia tu llegada.

Un vigía en el mar de la esperanza,
un corazón que anhela,
un ojo en las estrellas,
un pergamino en que se escribe tu Palabra.

Hoy quiero volverme acción de gracias,
eucaristía sincera,
ofrenda verdadera,
decirte que sos la meta de mis ansias.


SE ABRIÓ EN EL MONTE...

Se abrió en el monte la herida en su costado,
la herida del Amor que se me ofrece,
la hondura de la Pasión que me estremece;
mana miel de suavidad y aceite perfumado.

Abierta está la roca de la eternidad velada
y el río de su fuego quemando en sus laderas,
abrasando los valles y praderas
se consume en el mar de la alborada.

Ríos que levantan el incienso de la vida transformada
y en holocausto enamorado de perfume embriagas.
Tormento de ardor que soberano en llamas
la realidad transformas y consagras.

Un bosque de pinos vuelto incienso que te alaba
y en plegaria universal sus ramas arden perfumadas,
así se queman en tu presencia mis horas y mis ansias
cuando al calor de tu mirar la adoración es holocausto de alabanza.

Río de fuego, caudal de tu Palabra soberana
cuando el ardor de tu mirada enciende en mis ojos la mañana
y tu sol me vuelve llama enamorada de tu gracia,
como un abeto ardiendo, la oración que me transforma te reclama.


LA FRAGANCIA DE LOS LIRIOS

Tú tienes la fragancia de los lirios
destilando en el aire su dulzura,
surges del manantial de la ternura
y encandilas mis ojos con tu brillo.

Tú embriagas la tarde del aroma suave,
del licor ardiente de tu pecho tibio,
endulzas las horas calmas del estío
acariciando con tu aliento el plumaje de las aves.

Eres la mano suave que mece mis sueños,
la cobija protectora de mis noches,
el amor apasionado y el derroche
del fuego voraz que arde en mi pecho.

Eres la calma en las tormentas fuertes
la frescura de la brisa vespertina,
la fuente inagotable, pura y cristalina
de la que bebe la ilusión de no perderte.


MAS INTERIOR...

Más interior que mí mismo,
más alto que la misma altura,
hermoso más que la hermosura,
más profundo que un abismo.

Pacífico como el canto
de un lago que en la mañana
despierta su voz temprana
y la extiende como un manto.

Más luminoso que un sol
que se extiende soberano
y en el cetro de su mano
ha derrotado el dolor.

Más que la luna, tu paz
se extiende en los corazones
llegando hasta los rincones
escondidos de tu faz.

Más fuerte que las montañas
tu voz forjada en un trueno
cuando suena desde el cielo
y estremece las entrañas.

Más fecundo que la lluvia
fecundando los sembrados
reverdeciendo los prados
y aliviando su penuria.


OH LUZ QUE SURGES...

Oh luz que surges desde las entrañas de mi Amado.
oh luz que lo llenas todo y todo lo trasciendes;
oh luz que me encandilas y en mi pecho enciendes
el Amor en que reposa su cuidado.

Oh luz que en sus ojos profundos resplandeces
y los míos dejas en sombra encandilados;
oh luz que lo impregnas todo y me has dejado
en tu brillo cegador que me estremece.

Oh luz divina que la materia has transformado
divinizando la esencia misma de las cosas,
surges desde lo profundo del mundo de las sombras
y el universo entero se ve transfigurado.

Oh luz del Padre, resplandor de su sustancia una,
impronta de su Ser en el mundo que ha creado,
anidas en la vida que tu huella le ha dejado
cuando en la tierra el Sol se desposa con la luna.

Oh manantial luminoso y fuente inagotable
en que el calor del Amor por siempre se derrama;
oh río de fuego que desde las entrañas de mi alma
Surge impetuoso y en tu vida ya me invade.

Oh luz eterna, hermosa, santa, embriagadora,
oh pozo en el que se pierde la mirada y me fascinas,
océano de paz y mar del Amor que me iluminas
transfigurando el espacio de mi vida y el paso de mis horas.

Oh energía del alma y dinamismo trinitario que me arroba;
oh torbellino de estrellas, oh Sol de soles que me enciendes
extinguiendo las sombras pesadas que me envuelven,
transformándome en Ti me vuelves blancura de la aurora.

Oh maravilla, oh milagro, tu cuerpo en luz se ha transformado
y la materia abandona su pesadez y se hace vida,
tu verdadero rostro se muestra lleno de energía
y te contemplo vuelto luz y en tu Amor resplandezco enamorado.

Benditos sean los ojos del alma que te miran,
bendita la pobreza que te recibe encandilada,
bendito el estupor de los ángeles que cuidan la montaña,
benditos los testigos que postrándose te admiran.

¡Quiero ser luz, Amor y en ti perderme!
Volverme el brillo de tus vestidos blancos,
hacerme el resplandor de tus cabellos, de soles engendrados,
ser destello y en tu mirar de zafiros esconderme.


AMANECER EN TU LUZ POR LA MAÑANA...

Amanecer en tu luz por la mañana,
envuelto en la claridad de tu mirada,
cobijado en tus ojos, sentir que la alborada
me arroba en tu música temprana.

La luz se ha vuelto canto de pájaros de cielo
y entretejida de cipreses, de ligustros y de pinos
se torna perfume de rocío, de jazmines y de tilos
penetrando las raíces que se hunden en el suelo.

El mundo vuelto luz, vestigio de tu rostro iluminado,
resplandece de Amor su claridad y me subyuga,
están transidos de Amor el monte de algarrobos y la luna
y tus ojos verde nilo en las aguas del río reflejados.

Yo también me vuelvo río que surge de tu encanto
y corro entre las rocas por el valle, solitario,
el cielo me acompaña, los sauces me acarician cuando paso
y tus ojos, tus ojos siempre en lo profundo del agua reflejados.

La luz se ha vuelto río, colinas, bosques, prados,
la suavidad verde de un olivo y eucaliptos perfumados,
se ha hecho vuelo en las alas de las palomas y los patos,
simplicidad en los gorriones y en los canarios, canto.

Tu eres luz, Amor, la entraña misma de la vida,
la chispa del ardor que enciende las sonrisas,
el pálpito del corazón que se enamora sin medida
y el brillo de los ojos que resplandecen de luz cuando te miran.

Eres Tú la claridad, la fuente del Sol y las estrellas,
Tú el resplandor del aura de los santos,
Tú la santidad que en sus rostros se refleja,
eres Tú la sinfonía luminosa que me llena.


ERA EL VIENTO SOLAMENTE...

Era el viento solamente el signo de tu paso,
el huracán que partía las montañas y las rocas,
el que plegaba los cedros, el que rizaba con ímpetu las olas,
no era más que el anuncio de un encuentro en el ocaso.

El terremoto q1ue conmovía las entrañas de la tierra
desgarrando las raíces mismas de la montaña del encuentro,
no era más que el anuncio dramático y violento
del que estaba llegando y proclama su presencia.

No era el fuego que encendió de soles el bosque en el ocaso
la morada del que enciende volcanes con su fuerza,
ni era el río ardiente que opacaba las estrellas
más que el aviso del que todo lo trasciende con su encanto.

No fue el viento, el huracán o el torbellino
ni fue el temblor desgarrador del terremoto,
no fueron las llamas ni el volcán el rostro
del que en la brisa suave se abría su camino.

Fue allí, en la ternura delicada de su voz que me acaricia
en el alma sosegada de una aurora siempre nueva,
en la frescura matinal de un susurro eterno en primavera,
allí se oyó su voz, como una melodía de flautas en la brisa.

Allí su Rostro etéreo, luminoso y cristalino
preñado de la luz que desde sus ojos me envolvía
me llenaba de Amor y el Amor en El resplandecía
y el Amor era la luz y la luz era un pájaro en su nido.

Allí su voz como brisa musical penetraba en mis oídos
me invadía el alma y se quedaba enredada con su canto,
entrelazada en mi querer se volvía sinfonía de su mano,
me transportaba hacia Él y su pensamiento se quedó en el mío.

Allí un pálpito suave que recorría las arterias de su cuerpo tierno
sincronizó en su latido su corazón y el mío,
me llenó de ilusión, de gozo, de paz y fue el idilio
de la unión de un Amor fiel que se hizo eterno.


COMO LA BRUMA DEL LAGO EN LA MAÑANA...

Como la bruma del lago en la mañana
en el misterio, entre las aguas Tú te escondes
en las cañadas de las sierras es tu nombre
el que se escucha en el arrullo de las garzas.

Como en el lago en la mañana camino tus orillas
contemplando la inmensidad de tu misterio,
deseando sumergirme en él remando mar adentro
y envolverme en la hondura de tu maravilla.

Como la bruma se extiende y a su paso todo lo domina,
así la gracia de tu gloria me cubre repentina con su manto,
es suave y penetrante, transida del misterio de tu encanto,
me envuelve y me penetra, me serena y enciende en mi la dicha.

En las orillas del lago el bosque contempla tu camino
y enamorado te ofrece su perfume y su fragancia,
funde en el misterio sus raíces en la hondura de tus aguas
y el canto de sus aves se fecunda en la bruma con su trino.

De a poco las sombras del misterio se vuelven luminosas
y las montañas recortan en el horizonte su figura,
están allí tranquilas, pacificadas y seguras,
a orillas de tu lago se llenan de hermosura entre las rocas.

Cuando tu sombra desciende sobre el lago soberana
y lo cubre con el manto de una luma mansa y peregrina
envueltas las aguas y la bruma en el resplandor de tu sonrisa
despierta en las orillas y las sierras la luz de tu mañana.


¿QUÉ VES AMADO?

Veo un campo inmenso de tulipanes rojos
a orillas de un lago azul, pálido, apacible,
el sol sobre ellos besándolos con su luz imperceptible
acariciándolos con la luz que hay en sus ojos.

Veo las aguas del río que desde la montaña llega
en el rumor el sonido de tu voz que lo acompaña,
siento que acaricia a su paso de la tierra las entrañas
y tu voz la penetra fecundándola de luz en primavera.

Contemplo en el lago los témpanos aislados
que se derriten al toque de tus besos,
los que navegan erguidos liberados de su peso
y al calor de tu mirada se funden en el lago.

Siento un aletear sereno de gaviotas
que me traen noticias tuyas desde el cielo
y en su volar apacible me llenan de consuelo
en la tarde en que mi pensamiento al tuyo se remonta.

Y siento en mis mejillas el soplo alado de tu viento
Que acariciándome apacigua mis ansias y me arroba,
El que habla en mis sentidos y silenciándome te nombra
Cuando su canto se vuelve brisa enhebrada de lamento.

Y en el aire las gotas saladas de la bruma en la bahía,
el corazón empapan de la nostalgia piadosa de tu reino,
se besan con el fuego y evaporan las ansias del encuentro,
el corazón se entibia reposado en el mar de la armonía.

Veo una bruma apacible y tranquila que envuelve la mañana,
que húmeda se mezcla con la arena fresca de mi playa
y un rumor de olas apenas jugueteando que te cantan;
entre caracoles y almejas el yodo de la espuma que te alaba.

Sobre los médanos la lluvia se pierde en la arena que se empapa
y el silencio se hace trueno y relámpago de gracias,
el mar se lo devora y excitado en sus olas lo arrebata,
un horizonte de luz de cielo que hiere en su blancura la mirada.

Y Tú estás más allá, del otro lado de la luna y la montaña,
tu sien de cordillera hilvanada de nubes milenarias,
tus ojos de glaciares que reflejan el sol de tu mirada,
más allá del tiempo y de las horas transcurridas: tu mañana.


COMO LA LLUVIA SERENA QUE HOY EMPAPA...

Como la lluvia serena que hoy empapa
la tierra y la fecunda con tu gracia,
como el agua serena del cielo que me baña
y revitaliza, suave, la sequedad del alma
con el manto de la misericordia que nos salva:
Tu Palabra.

Como una voz que desde las profundidades hoy me habla
y desvela el misterio de una vida enamorada,
la verdad que corre el velo de las cosas ocultas y cerradas
la que abre el camino misterioso a la profundidad de la mirada,
la que lo oscuro vuelve luminoso como noches estrelladas:
Tu Palabra.

La que el verde viste de su encanto en la mañana,
en el bosque pálido, triste y seco que la espera,
la que enjoya de flores los prados con su primavera
y hace surgir un jardín amoroso en mi ventana,
la que colorea las flores de los durazneros que me alegran
Tu Palabra.

Es ella la voz palpitante de los silencios oportunos
que cultivan la calma después de las tormentas,
es el trueno apaciguado de rocío que hoy envuelve el mundo
y en pétalos de trébol en el parque de mi casa se recuesta,
es el azul del lino en el campo de los sueños del que espera:
Tu Palabra.

Es la llamada de los gallos al sol que los despierta
y de las tórtolas el murmullo del amor en que se buscan,
de los gorriones la simplicidad grisácea de piruetas
y en las garzas elegantes en el río la clemencia.
Es la que sostiene la migración de golondrinas y cigüeñas:
Tu Palabra.

El croar de las ranas melancólicas revela
en una noche clara empapada de lunas y de selva,
en la laguna de los sueños su encanto en la rivera,
se vuelve un concierto sin violines, sinfonía sin orquesta,
y en la humildad de la noche una canción de cuna canta la marea:
Tu Palabra.


CUANDO ME LLENAS LOS PULMONES...

Cuando me llenas los pulmones
con la frescura de una mañana nueva,
si despierto entre canciones
al alba de ternura de tu primavera,
Yo te alabo.

Si escucho el místico suspiro enamorado
en el parque de las amapolas y las lilas,
si puedo abrir mis ojos al amor ilusionado
y descubrir de mañana el camino que caminas...
Yo te alabo.

Si el cielo azul me despierta de la ilusión dormida
y el canto de las aves es coro de alabanza,
si los árboles se encienden y a Ti sus brazos se levantan,
si la noche me ha dejado en las puertas de la luz y de la vida:
Yo te alabo.

Cuando las flores ofrecen su piel al sol que me acaricia
y en el toque de sus dedos las deja vestidas de hermosura,
si el exorcismo del amor derrota para siempre la malicia
y su vestido es un manto de ternura:
Yo te alabo.

Si la ciudad despierta y sus voces descubren la tuya que a lo lejos
me invita a incorporarme al mundo en su trabajo,
si el rumor de los motores de tu infinita energía es un reflejo
y en el canto de las sirenas en el asfalto yo te canto:
Yo te alabo.

Porque una vez más me despiertas a la vida y a la dicha
de contemplar con los ojos que me diste tu belleza,
de admirar en el toque de tus manos tu Amor y tu grandeza,
de engrandecerme en tu Amor y unirme al universo que te admira:
Yo te alabo.

Por un día nuevo para llevar la luz de tu Palabra
en los rayos del sol de la mañana confundida,
por la oportunidad de ser mensaje de vida nueva y esperanza,
por conocer la Pascua del Amor y su alegría:
Yo te alabo.

Por el Evangelio que se anuncia en las comunidades en que habitas,
por la fuerza con que tu Espíritu las mueve con su vida,
por la alabanza que amanece y se levanta, por su algarabía,
por el corazón que te contempla enamorado, en que palpitas:
Yo te alabo.

Te alabo por el sol, por la luz y por el cielo,
por las aves, su canto cristalino y por su vuelo,
por el parque, sus flores los árboles y el viento,
por el trote de los caballos blancos y el ladrido de los perros.

Por el correr del río, por los arroyos por el agua pura y limpia,
por las piedras de su lecho y el sauce en sus orillas,
por las nubes en el cielo que te admiran y me gritan
que estás vivo y presente en la creación y el alma que inhabitas.


UN NUEVO ATARDECER...

Un nuevo atardecer mis ojos llena
y los plátanos se tiñen de belleza,
en sus copas doradas tu grandeza
transfigurada de luz es primavera.

Atardecer de rojos esmaltados
en ocre perfumado se recrea
y besa enamorado las cumbres de las sierras
un ruiseñor de cristal crucificado.

Confundida en el aire su hermosura
se vierte en gotas de pasión rojo profundo
fecundando la creación se entrega al mundo
y lo envuelve en un manto de ternura.

Del gólgota la tarde se hace el eco
y el horizonte en tu Amor se despereza
silabea un lamento y tu belleza
le atraviesa el corazón en un momento.

Anochece en el valle y el silencio
engendra la frescura de tu encanto
mientras el río corre sereno me levanto
hasta las estrellas que me ofreces en el cielo.

Yo también me vuelvo melodía con las aves
que en coros canturrean a lo lejos
enhebradas en las ramas de álamos añejos
y una canción de cuna me dan para que alabe.


ATRAVESADOS DE LUZ...

Atravesados de luz, ¡Qué maravilla!
entretejidos de sol en la mañana,
de mil colores y verdes mi ventana
se llena del calor de tu sonrisa.

Transfiguradas en luz las hojas nuevas
en las ramas erguidas ya se abrasan,
encendidas de sol y de tu gracia,
arrobadas de amor en primavera.

Las palomas cándidas en ellas se recrean
y sus gorjeos despiertan en mi alma
y en ellos eres Tú, Amor, el que me canta
en la mañana iluminada en tu belleza.

Los álamos plateados brillan en mis ojos
y en sus hojas tus cabellos se reflejan,
los plátanos dorados se asemejan
a la chispa de Amor que hay en tus ojos.

Es una catedral de vidrieras enjoyadas
el jardín en que rezo esta mañana,
transfigurada de luz la noche se hizo un alba
y el día es melodías encantadas.

El cielo es una cúpula dorada
y los árboles columnas de zafiro,
sus hojas los mosaicos en que admiro
la materia en tu luz transfigurada.

Todo es canto y los salmos en el viento
se hacen voz del corazón que se desgrana
y vuela en un gorrión prendido de sus alas
hacia las entrañas mismas del encuentro.


CAMPANAS DE MAGNOLIA...

Suenan En mi jardín unas campanas de magnolia
y el ángelus me invitan a rezar,
el parque, me parece, se vuelve de cristal
y el cielo azul sereno me habla de tu gloria.

Un remolino de jazmines perfumados que te adoran,
los crisantemos azules me invitan a mirar
unas dalias rojas señoriales que me dan
la impresión de estar vestidas de sol entre amapolas.

Mi jardín es un templo de azucenas y de rosas,
de violetas silvestres, de un césped verde mar,
las camelias son rojas, las glicinas cantar
del corazón del alma enamorada en que te gozas.

Quiere unirse un jilguero al salmo y a las cosas
que te ofrecen belleza en su canto singular,
a lo lejos, en los pinos, responde un cardenal
y los sentimientos suben hacia Ti cual mariposas.

Alabanza de la tarde, estival, serena y calurosa,
primavera de sol, mi corazón te ofrece su cantar,
soy música en el viento y espíritu al volar
entre los álamos frescos mi pensamiento en Ti reposa


TE BUSCO EN MI JARDÍN...

Te busco en mi jardín,
te ofreceré prímulas frescas,
un ramo de alelí
un manto de gardenias
un ramillete de sol
y en mi color, la primavera.

Te ofreceré el lino azul,
mi ternura en las violetas,
un perfume de jazmín
y de rosas color siena,
una guirnalda de luz
entre azucenas.

Te envolveré de glicinas,
mis ojos color de siembra,
el primor de las magnolias
te contará de mi tierra,
la humildad de las begonias
se hará candor de la fiesta.

Las acacias perfumadas
de nácar y sol me dejan
envuelto de su hermosura,
de su luz y tu presencia,
se hace cercana en el canto
del ruiseñor que se acerca.